Envejecimiento y calidad de vida desgraciadamente no siempre van unidos. En una sociedad envejecida como la nuestra, debemos ser todos conscientes del problema al que nos enfrentamos.
Presentación
La repercusión del mismo se sufrirá en el ámbito social, económico, sanitario... Es necesario aunar esfuerzos realizando cambios en nuestros hábitos y maneras de pensar, con el fin de realizar una prevención precoz de la patología relacionada con el envejecimiento. De esta manera, conseguiremos mantener una buena calidad de vida inclusive a partir de la sexta década de vida.
Pautas generales
Numerosas investigaciones recientes sugieren que es necesario consumir una dieta equilibrada, con abundantes frutas y verduras. Debe evitarse la obesidad manifiesta, ya que predispone a muchas enfermedades como las cardiovasculares y la diabetes, disminuye la movilidad y acorta la esperanza de vida.
El ejercicio mejora las dislipemias y puede ayudar a combatir la osteoporosis y la artritis reumática.
Lo ideal será combinar la actividad física moderada y continua con el descanso adecuado. De todos modos, no conviene exagerar el ejercicio, ya que realizado de forma demasiado intensa puede dar lugar a problemas relacionados con el sistema inmune, las lesiones o fracturas.
Una regla sabia es no llegar nunca a la extenuación, la fatiga, a que nos falte aire, especialmente en el caso de personas no entrenadas, sedentarias y obesas. Un ejercicio súbito y muy intenso en esos casos puede ser incluso contraproducente. No es necesario correr, basta con andar. De hecho caminar resultará más saludable ya que no forzará las articulaciones. Tampoco es necesario caminar dos horas, basta con 20-30 minutos unas tres veces por semana y progresivamente ir aumentando el ritmo así como la duración del ejercicio.
Actividad constante
Las personas mayores deben llevar una vida activa, saliendo con frecuencia fuera de casa, teniendo algo en lo que ocuparse si están jubilados, y evitando la exposición a temperaturas extremas, demasiado bajas o altas. En el caso de calor persistente, deben beber agua para evitar deshidratarse, y es mejor "pasarse" bebiendo que quedarse corto.
Otra fuente potencialmente nociva de estrés son las radiaciones del medio externo. De entre ellas podemos controlar la exposición a la radiación solar. Su exceso se relaciona con la aparición de cáncer de piel y cataratas. Aunque tomar el sol puede aportarnos vitamina D, este beneficio no justifica los riesgos de una exposición excesiva. Debe insistirse en la necesidad de utilizar filtros protectores adecuados, o, en el caso de la piel, realizar una exposición progresiva que permita adaptarse día a día, evitando las horas centrales del mismo en las que la intensidad de la radiación es mayor.
Eliminar costumbres nocivas
Se debe evitar fumar. El tabaquismo está relacionado con los enfisemas y cánceres de pulmón, las enfermedades cardiovasculares, y otras patologías. Altera las células sanguíneas y debilita el sistema inmunitario y reduce los niveles de las vitaminas B6, C y E en la sangre. Además, el riesgo de enfermedad cardiovascular desciende hasta equipararse al de los no fumadores sólo 2 ó 3 años después de dejar totalmente el tabaquismo, lo que debe ser un estímulo adicional para decidirse a dejar de fumar.
Respetar los hábitos
En la vejez es importante mantener una disciplina en los horarios de descanso y de vigilia. Otras pautas de higiene del sueño, como evitar excesos en la comida y en la bebida antes de acostarse, serán igualmente importantes. La siesta es recomendable cuando existe fragmentación del
sueño nocturno y dificultad para descansar lo necesario por la noche.
Asimismo, los avances recientes de la medicina han permitido multiplicar las intervenciones quirúrgicas de hándicaps que antes eran indisociables de la vejez, como las cataratas o la sordera. No olvidemos que una persona mayorcapaz de mantener sus actividades gracias a una intervención de este tipo, cae menos veces enfermo y resiste mejor las enfermedades graves (infarto de miocardio o cáncer), que el anciano que no tiene actividad.
Protocolo antiaging
Los multivitamínicos son la base para cualquier programa nutricional y representan un seguro general como suplemento a la dieta, aportando un amplio número de nutrientes esenciales. Deberá contener en su composición: calcio, magnesio, vitamina D, vitamina A, betacaroteno, zinc, potasio, entre otros.
Hay que añadir que el Selenio, Manganeso, Boro y Molibdeno son oligoelementos que disminuyen con la edad y resultan indispensables para el correcto funcionamiento enzimático en varios aspectos como la desintoxicación, la salud ósea, etc. Precauciones: No suplementar con dosis elevadas de Manganeso en la enfermedad de Parkinson.
Antioxidante (Complejo)
Los antioxidantes nutricionales ayudan a prevenir el daño de los radicales libres, que se asocian a la aceleración del proceso de envejecimiento. Al proteger las células, y al reducir el riesgo de ciertas enfermedades degenerativas, pueden beneficiar las expectativas de vida. Deberá contener en su composición: inductores del S.O.D. (zinc, manganeso, cobre), inductores del GSH (ácido alfa lipoico, NAC, selenio y vitamina C), carotenoides (licopeno, luteina, etc.) y vitamina E, entre otros.
Coenzima Q10 (CoQ10)
Sus niveles en el organismo disminuyen con la edad. El CoQ10 se necesita para la producción de energía en todas las células (especialmente en el corazón) y es un antioxidante potente.
Enzimas Digestivas + Betaína Hidroclorida
Ayudarán en la correcta disolución de los comprimidos además de mejorar la absorción de la vitamina B12 así como de minerales como el calcio y el hierro, entre otros nutrientes.
Omega-3
Los ácidos grasos omega-3 como el EPA (eicosapentaenoico) y DHA (docosahexaenoico) se encuentran en altas concentraciones en los peces de agua fría como salmón, caballa y arenque y en las algas, poseen el potencial de apoyar la función cerebral y del sistema inmunológico. Mejoran significativamente la relación HDL/LDL y reducen el nivel de colesterol total así como los triglicéridos. Mejoran los niveles de presión sanguínea.
Precauciones
En relación con el hierro, a medida que envejecemos y nuestros organismos se adaptan a nuevas situaciones (por ejemplo, en las mujeres no acontece sangrado menstrual ni hay crecimiento), las necesidades de este nutriente disminuyen.
No será recomendable su suplementación a no ser que exista una carencia determinada mediante bioquímica sanguínea. Su exceso puede resultar nocivo al aumentar el estrés oxidativo, pudiendo resultar un factor predisponente de la aterosclerosis.
Autor invitado:
Mikel García Iturrioz
(Director Técnico del herbolario online Misohi Nutrición)
Experto en Nutrición Ortomolecular y Medicina Biológica. Experimentado en la elaboración de contenidos relacionados con los complementos alimenticios y la fitoterapia. Colaborador de diversas revistas del sector de la salud natural, escribiendo artículos sobre nutrición y suplementación.
“ La salud y alegría se engendran mutua y naturalmente”
Joseph Addison, (mayo de 1672 Milston, Wiltshire - junio de 1719. Holland House, Kensington)
Escritor y político inglés
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