En estudios fascinantes de mujeres infectadas con un virus que puede provocar el cáncer del cuello uterino, el doctor Charles Butterworth, de la Universidad de Alabama, descubrió que el virus era sofocado cuando había suficiente ácido fólico, una vitamina B presente en los vegetales de hojas verdes.
El doctor Butterworth explica que la falta de ácido fólico hace que los cromosomas tiendan a romperse por sus puntos “frágiles”.
Esto le permite al virus deslizarse dentro del material genético de la célula sana, promoviendo los cambios iniciales precursores del cáncer.
Las mujeres cuyos niveles de ácido fólico en los eritrocitos eran bajos tenían una probabilidad cinco veces mayor de presentar cambios precancerosos que las que tenían niveles más altos de ácido fólico. Recomiendo leer el articulo (la vitamina E, importante protector del corazon)
El virus del herpes es otro ejemplo. El doctor Richard S. Griffith, profesor emérito de medicina de la Escuela Médica de la Universidad de Indiana, cree firmemente que la dieta determina si el virus ha de crecer para causar problemas o si ha de permanecer latente e inocuo.
En estudios de laboratorio, se ha demostrado que el aminoácido Arginina hace crecer al virus del herpes, mientras que la lisina detiene su crecimiento. La teoría del doctor Griffith es que la lisina se envuelve alrededor de la célula, formando una barrera impenetrable para el virus.