El tal John tiene un gran amigo de la universidad, además como es un genio, lo busca el jefe supremo de la Agencia de Inteligencia más Inteligente de la Inteligencia Mundial, para que descifre claves rusas y también sale una niña, que no sé quién es, porque seguramente mis hijos reclamaron mi atención para alguno de sus dramas vitales. Estos personajes al principio parece que son parte de la trama, pero resulta que en realidad son alucinaciones del paranoico. -Vamos a lo que importa; al final cuando se da cuenta de su enfermedad, y la tiene controlada, decide consciente y voluntariamente ignorarlos, quitándoles así su poder. Pero éstos siguen ahí, siempre le acompañan como tristes fantasmas impotentes.
-Tengo que daros una mala noticia: Esto nos sucede a todos, todos tenemos nuestras alucinaciones, nuestras creencias, nuestros pensamientos tóxicos que nos llevan por "el camino de la amargura". Es que soy torpe... Me debes respeto, que soy tu padre... Me tendrían que hacer más caso... YO NO SOY MI PENSAMIENTO pero el pensamiento me construye y construye la realidad donde vivo. Elijamos bien lo que pensamos e ignoremos los fantasmas que nos perjudican. Qué fácil de decir, los psicólogos, siempre diciendo que hay que ser feliz... El ser humano tiene la capacidad de ser actor y observador de sí mismo. Cuando estamos actuando, pensando, podemos tomar distancia de nosotros mismos y ver el contenido de nuestros pensamientos, de nuestros sentimientos y lo más importante manejar nuestra atención para resaltar unos u otros en tiempo real. Un ejercicio que no solamente podemos hacerlo en el momento, sino que también podemos revivir la situación y hacerlo a posteriori. Esto último generalmente lo hacemos para justificar nuestra actuación y reafirmarnos en nuestra forma de pensar, perdiendo una oportunidad de oro para aprender a no caer en los mismos errores. Tuve que contestarle así, porque es medio tonto... Y te quedas más ancho que largo. Es un ejercicio fácil de hacer, el problema es que no nos acordamos nunca de hacerlo. Cuanto más practiquemos, más fácil nos resultará. Es como hacer cualquier deporte, es una gimnasia mental. Primero podemos practicar con situaciones que conocemos. -¿Por qué ayer no me podía dormir? ¿Qué pensaba? ¿Qué sentía? -Comencé a pensar en la oferta de trabajo que me presenté.... (una cascada de pensamientos improductivos, activación, ansiedad...insomnio...) A que mola, regodearse en la mierda... La preocupación sin acción no sirve de nada. Nuestro objetivo es identificar pensamientos. Después juzgaremos cuales han sido los causantes de nuestra pequeña o gran crisis. Una vez identificados la próxima vez que aparezcan estaremos preparados para detenerlos y, dirigir nuestra atención hacia otros más productivos, y así detener la cadena de acontecimientos. Hombre un poco de sexo nunca viene mal, por ejemplo. Seguramente puede ser que unas veces lo consigas y otras no pero cada vez será más fácil. "Todos tenemos nuestros demonios, los conocemos y generalmente sabemos cómo manejarlos, hazlo, o se apoderarán de ti."
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