Somos expertos en el arte del auto-sabotaje. Si lees esto tal vez te sirva para ser consciente de una docena de formas como matamos las ideas. Esta entrada también la hago para mí, para que no se me olvide que ahora más que nunca todas las ideas son bienvenidas, que hasta que no se demuestre lo contrario "todo sirve".
1. Fusilar la idea con frases saboteadoras (los "peros")
2. Juzgar, juzgar, juzgar...
Consecuente con las frases saboteadoras, está el juzgar. Cuando decimos: "no va a funcionar", "es complicado", "esa idea es un refrito", "eso es imposible...", "no se puede...", también nos distraemos de la idea y no la desarrollamos más. Juzgar es como un "pero" más elaborado.
Personalmente lo he comprobado hasta la saciedad: si quieres desanimarte con una idea cuéntasela a otra persona, sobre todo si se trata de alguien más miedoso que tú o que no comparte tus valores. Si quieres escuchar "peros", "juicios a la ligera" y "mil y un razones de por qué tu idea no funcionará", cuéntasela a alguien más.
4. Negarse a subirse en la idea de alguien más
Ahora nos dio por obsesionarnos con la "super-originalidad" y con que hay que ser "ultra-innovadores" para salir adelante con algo; pensando así nos cerramos a la posibilidad de "subirnos" a la idea de alguien más y sacarle provecho.
5. Irse por las ramas
6. Aferrarse al escritorio y no prototipar
7. Sucumbir al miedo
8. Enfrascarse en el perfeccionismo
Creer que una idea saldrá perfecta a la primera es imposible. La idea hay que "caminarla" sin excedernos en la "parálisis por análisis". Ya hemos hablado de esto antes. Consecuente con el perfeccionismo, está la idea el "momento perfecto" que consiste en dilatarla y dilatarla para un supuesto día y hora ideales cuando los "astros nos sonrían". Otra cuestión tiene que ver con alejarse de lo simple, lo sencillo y lo esencial; caemos con frecuencia en el error de pensar inicialmente en una palmera y nos desgastamos después sobre-adornando un pino navideño. Es una forma de irnos por las ramas y de enredar más la idea inicial.
9. "Casarse" con la primera idea
Aunque ya hemos hablado de no irnos por las ramas, tampoco se trata de empecinarnos con una idea. Es posible que la idea original vaya mutando y transformándose en una aún más ganadora. De nuevo, sin que perdamos el foco, las ideas nuevas o "colaterales" también pueden ser excelentes fuentes de oportunidades.
10. Obsesionarse con el dinero
11. Querer darle gusto a todo el mundo
Una forma de matar una idea surge de la "necesidad de aprobación" y querer agradar con la idea; esto también nos hace especialmente vulnerables a los juicios que otras personas hacen sobre de la idea. Esto es un peligro en ambos sentidos: si sólo salimos a buscar los "me gusta" entonces nos vamos por la misma corriente de pensamiento y no enriquecemos a idea, pero si nos dejamos abatir por los "no me gusta" terminamos desanimados y frustrados sin pensar críticamente en las objeciones para apicarle mejoras a la idea.
12. Forzar la idea
Un mantra final:
Que no se nos pierda de vista, hagámoslo consciente, que no sea yo quien mate la idea...-