El vestido en cuestión es una pieza de escote asimétrico, en color negro. A pesar de no ser estampado, el hecho de estar confeccionado en piel exige cierta precaución a la hora de combinarlo, para no cargarnos su protagonismo.
El juego nos lo dará bien un bolso muy original, una cartera de mano diferente combinada con una media tupida negra y un zapato negro, de corte salón.
La otra opción es arriesgar con el zapato.
En realidad es muy sencillo. No tenemos que prestar más atención que a los complementos.
Seguid tan guapas.
No se te ocurra: ponerle cinturones ni fajines. No lo veo, la verdad.
Olvida las botas mosqueteras. Deja que se te vea algo de piel.
Botines o botas de pelo o borreguillo. Está claro que esta prenda de diurna tiene poquito.
Mocasines. Innovar con el calzado está bien. Cometer tropelías, otra muy distinta y terrorífica.
Este vestido, tanto por el corte como por el material, tiene un aire canalla que explotar. Así que nada de merceditas. En todo caso, una bailarina. Y aún así, no termino de verlo.
Botas de agua, UGG o calzado similar que sirva para la lluvia o el frío. Si lo hace, pues a aplicarse eso de que para estar guapa hay que sufrir.
Una prenda de abrigo de piel negra. Piel al cuadrado es fatal.
Lo encontrarás en: el vestido de Beatriz es de Jimmy Choo para H&M. Los zapatos, de Asos.