La motivación es aquella situación o estímulo que provoca que la persona realice una determinada acción. Íntimamente relacionada con el optimismo, supone un factor muy importante en nuestras vidas, especialmente para el trabajo, las relaciones con los demás o afrontar enfermedades, entre otras muchas cosas.
En algún momento, todas las personas se sienten decaídas, y pueden necesitar aquel estímulo que les falte. Siguiendo estos sencillos consejos, conseguiremos que nuestra moral se eleve y nos motive al 100%:
- Márcate objetivos a corto plazo. Aunque nos pongamos un objetivo más o menos realista a largo plazo (por ejemplo, promocionar en nuestro trabajo en 2 o 3 años), necesitamos establecer metas a corto plazo fáciles de cumplir. De esta forma, la consecución de los resultados conseguirá motivarnos cada poco tiempo.
- Sé realista. Pese a que la ambición puede ser buena según como la llevemos, también debemos ser realistas. Que en un mes adelgacemos 15 kilos o que tratemos de ganar el triple de dinero en un año son cosas que tienen la consideración de imposibles, aunque siempre existan excepciones.
- Di “no” al sobreesfuerzo. Puede pasar que nos motivemos tanto, que caigamos en un sobreesfuerzo de trabajo o de actividad que, a medio plazo, pasará factura en nuestro organismo.
- Date alguna recompensa. Como hablamos en el primer punto, cuando hayas cumplido un pequeño objetivo, te puedes dar algún premio simbólico a ti mismo para mantener la motivación.
- “Mens sana in corpore sano.” Y bien dice este dicho. Para acompañar a la motivación de nuestra mente, nada mejor que realizar ejercicio físico moderado habitualmente.
- Convierte el camino en algo divertido. La senda que te llevará a tus objetivos es algo que te debe proporcionar felicidad y divertimento, independientemente del esfuerzo que suponga.
- Anticípate a las dificultades. Si eres capaz de prevenir los problemas que puedan surgir, te será mucho