Pueden transcurrir muchos años hasta que una persona decide dejar de ser obesa. Tras múltiples batallas con las comidas, las dietas y los hábitos adquiridos, llega un momento en que la persona abandona. La resignación puede ser el punto de partida para analizar la relación con la comida y por qué a pesar de las dietas no se adelgaza.
- La clave es estar preparado psicológicamente para perder esos kilos de más. El cambio también es mental.
- Conocerse. Muchas personas que desean adelgazar se engañan diciéndose a sí mismas que así son felices. Es posible que así sea, pero no en la mayor parte de los casos. Hay que descubrir por qué no se consigue el objetivo deseado.
- Hacer listas. Es muy importante para tener una idea clara de lo que se quiere lograr. Se aconseja hacer una lista de todo aquello que se deja de hacer por culpa de la obesidad. Por ejemplo ir a la piscina, bailar, llevar la ropa que nos gusta, cambiar de trabajo, etc…
- Llevar un diario de la comida. Escribir en un cuaderno todo lo que se come, por qué motivo, si hay hambre o no, y las horas en que se hace. Al cabo de quince días puede darnos pistas muy imporantes, a veces sorprendentes.
- Pequeños logros. Si eres capaz de dejar de comer pan, o de picar entre horas… Se trata de preparar el camino antes de iniciar la dieta de adelgazamiento, y premiarse por esos pequeños triunfos, comprando algún capricho, yendo al cine, etc… ¡Comida excluída, claro!
- Escribe tus temores. Existen determinados tipos de personalidades que utilizan la comida para consolarse, para rebelarse, para demostrar algo… analizando los miedos propios podemos encontrar las razones de nuestra obesidad y vencerla.