Cómo podar tomates (II)

Por Hogarismo

En el anterior post traté de explicar cómo funciona la poda y qué efectos produce en el desarrollo de la planta. Sabiendo esto podemos comprender cómo se puede utilizar la poda para controlar y modificar el crecimiento de la planta según nuestros intereses.

Sin embargo podar la planta no sólo nos va a servir para variar su forma, si no que puede tener otras funciones tan importantes como mejorar la producción de frutos tanto en cantidad como en calidad.

Poda de Fructificación

Llamaremos así a la poda encaminada a mejorar la fructificación del tomate en todos los aspectos. Esta poda es un proceso que entraña cierta complejidad y para la que es necesario conocer más sobre la fisiología de la planta del tomate.

La tomatera en estado natural es una planta de tendencia más o menos rastrera y crecimiento ilimitado,  cuyo fruto es una baya comestible. La selección artificial ejercida por el hombre desde hace cientos de años ha hecho que existan infinidad de variedades de tomate,  algunas con porte arbustivo y crecimiento limitado, otras con sorprendentes variaciones de formas y colores,  y otras  con frutos de un tamaño considerable, que en estado natural sería imposible alcanzar.

Hoy en día existen innumerables tipos diferentes de tomate – Foto: The Ewan from flickr

Una forma de conseguir frutos de gran tamaño,  además de proporcionando a la planta los nutrientes y el agua necesario, es controlando mediante la poda el correcto desarrollo de los tomates.

Las flores de los tomates nacen juntas  en inflorescencias, pequeños ramilletes que brotan en las axilas de las hojas.  En la inserción de la inflorescencia con el tallo hay una yema axilar latente que puede desarrollarse y dar lugar a otro tallo que puede dar lugar a otra inflorescencia y así sucesivamente. Todo esto restará energía al ramillete principal haciendo que los frutos sean más pequeños y de peor calidad.

Inflorescencia del tomate- Foto por Leoncillo Sabino en Flickr

La solución es arrancar el retoño nacido de la axila de la inflorescencia, haciéndolo de forma que no dañemos al ramo floral. La forma más adecuada es quebrar ese brote torsionándolo cuando aún no es muy grande, para evitar que la herida se convierta en un foco de entrada para las enfermedades.

Sin embargo es difícil resumir la poda del tomate de esa manera, pues existen innumerables variantes a la hora de podar tomates, según gustos personales o las características de la variedad del tomate cultivada.  En el siguiente y último post, resumiré los principales consejos y técnicas a la hora de realizar la poda.