Tras enumerar en el post anterior los ingredientes de la fuerza de voluntad (ver) y enumerar algunas de las situaciones en las que demostramos tener poca fuerza de voluntad, demos la vuelta ahora a esas situaciones para ver
¿cómo podemos potenciar nuestra fuerza de voluntad?
1º.- Sustituye pensamientos negativos del tipo “no soy capaz”, “se me da fatal” o “esta situación me puede”, por otros pensamientos positivos como “voy a intentarlo… ¡una vez más!”
Y si no sale bien tampoco esta vez, ya saldrá mejor para la siguiente:todo es cuestión de práctica.
2º.- Trata de ser tú mismo.
Para ello, primero conócete: averigua cuáles son tus puntos fuertes, lo que te hace mejor que otros. Luego quiérete, dales a esos puntos fuertes el valor que se merecen. Ponlos siempre por delante de tus puntos débiles.3º.- Márcate pequeñas metas, con diferentes niveles de dificultad. Que te exijan diferentes grados de dedicación.
Párate a pensar: si normalmente te cuesta terminar las cosas ¿no será que te embarcas en proyectos demasiado ambiciosos?Prueba a empezar por cosas más sencillas, por proyectos más cortos.
4º.- Ejercita tu paciencia.
Practica algún hobbie que te mantenga concentrado. Algo que no puedas terminar en el día y que te obligue a retomarlo al día siguiente.Por ejemplo, una labor, una manualidad… Empieza por algo que puedas terminar en poco tiempo, es decir: no te pongas a calcetar una chaqueta talla XL o a pintar una cómoda de diez cajones; empieza por... ¿una bufanda para tu sobrino de tres años? ¿o quizás por pintar un marco para fotos?
Y por último, mi truco para el día a día:
Comienza el día haciendo una lista de las cosas que tienes que hacer
Anota incluso aquellas más sencillas, aunque sean tareas obvias, sin importancia, y empieza precisamente por estas.Ve tachándolas de la lista a medida que las vayas haciendo. En cuanto hayas tachado dos o tres cosas, por pequeñas que sean, no falla: verás que la lista va bajando, sentirás la satisfacción del “trabajo bien hecho” y eso te animará a no dejar pendientes las demás, incluidas esas otras que te gustan menos, que te dan más pereza.
Porque ¿qué es lo que pretendemos conseguir?
Domar tus impulsos, tu impaciencia, ganar en tesón y fuerza de voluntad.Lo importante no es lo que hagas, sino que sepas lo que se siente cuando por fin exclamas:
“ya está, lo he terminado”
Trastornos de la personalidad: el rebelde sin causa (ir)
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *No te pierdas ninguna de nuestras publicacionesSuscríbete y recíbelas en tu eMailTambién puedes seguirnos y compartirlas en Facebook, Twitter y Google +