¿Cómo reconocer lo sostenible?

Por Valedeoro @valedeoro

Con tanta publicidad que pinta todo de verde: la pregunta de estas Navidades es ¿cómo reconocer lo sostenible? Lo que suena como una tarea casi imposible, se puede conseguir con un poco de información y mucho sentido común. Y es probable que ya sepas lo suficiente como para hacer las decisiones correctas en tu día a día. La pregunta en realidad es: ¿cuánto confías en tu sentido común?

Consumo de proximidad: ¿a dónde va mi dinero?

La diferencia entre los productos importados y los productos de tu comarca no es solo el transporte. La procedencia también determina a dónde irán las ganancias: el consumo de proximidad asegura que el dinero se queda en tu región para generar riquezas ahí donde vives. Asegura los puestos de trabajo en tu región, la vitalidad de la sociedad y en el caso de la alimentación ecológica, también la biodiversidad que te rodea.

Si no sabes de dónde viene un producto o sus componentes: pregunta, investiga, infórmate. El mayor enemigo de una sociedad justa es la pereza, la pereza a la hora de implicarse y de aprender de lo que nos rodea.

Sellos e información: fair trade, eco-label, RSC y otros bichos

Es evidente que ni tu ni yo tenemos el tiempo ni los medios para hacer un análisis de vida completo de cada producto (procedencia de los recursos, uso de energía en su fabricación, impacto medioambiental y social de la producción, transporte…) cada vez que vamos al supermercado. La alternativa son los sellos otorgados por autoridades independientes: fair trade, eco-label, blauer Engel. Cada uno tiene sus ventajas e inconvenientes, pero te aseguran un estándar mínimo a nivel de derechos laborales e impacto medioambiental.

También vale la pena leer las etiquetas de lo que compras. Aditivos para prolongar la vida útil de los alimentos no son muy apetecibles. Limpiar la mesa del comedor con un detergente que lleva la etiqueta de “altamente tóxico” tampoco es muy recomendable, si después quieres comer en esta misma mesa. No tienes que hacer un doctorado para poder hacer elecciones inteligentes. Es suficiente con que estés alerto y tengas en cuenta la información a tu alcance.

Tu arma más potente: el sentido común

Es imposible tener toda la información para hacer una decisión perfecta. Y tampoco hace falta: lo único que necesitas es tu sentido común y la voluntad de decir “no” al consumo desmesurado de productos baratos y de dudosa calidad. Tú eres responsable de cada compra y en la gran mayoría de las veces tu sentido común te podrá decir qué es razonable y qué no lo es:

  • Si el precio del producto es menor que sus costes de fabricación, alguien lo ha subvencionado con su salario o su salud. ¿Realmente es tan importante comprar otra camiseta en las rebajas?
  • Si al abrir la caja, el olor a plástico te da náuseas, el producto seguirá emitiendo ftalatos a su entorno. ¿Realmente quieres dárselo a tu hijo?
  • Si el supermercado ignora los derechos laborales, los trabajadores pagan por tus gangas. ¿Realmente es tan importante ahorrar 20 céntimos en una bolsa de patatas?
  • Si la crema hidratante contiene más petróleo que otra cosa. ¿Realmente quieres que esté en contacto íntimo con tu piel?

El cambio se genera desde la consciencia y de la coherencia. Y tu sentido común es tu mejor aliado en esta lucha. Recuerda que nadie te ha pedido ser perfecto: tan solo te pido que compres de forma consciente y que conozcas tus opciones.

Puede que la opción sea no comprar esta oferta tan maravillosa.
Puede que la opción sea buscar una alternativa más sostenibles.
Puede que la opción sea compartir antes de comprar.
Puede que la opción sea ignorar tus opciones por hoy.

Tu eres el actor principal en tu vida: es tú responsabilidad decidir cómo invertir tu tiempo y tus recursos. Usa esta libertad y no te escondas detrás de la “falta de información”. Porque siempre hay una alternativa.


Imágen: Seolin / flickr