La depresión es una dolencia “del organismo como un todo” ya que comprende el aspecto físico, el estado de ánimo y, en consecuencia, el pensamiento. La depresión altera la forma en que las personas ve el mundo y entiende la realidad , manifiesta emociones y disfruta de la vida.
Además, esta patología afecta la manera en que las personas se alimentan y duermen, como se sienten en relación a sí mismo y como piensan sobre las cosas. Por lo tanto, la depresión es una dolencia afectiva o del estado de ánimo.
Hay que tener en claro que la depresión no es señal de debilidad, de falta de pensamientos positivos o de alguna otra condición que pueda ser superada solamente con fuerza de voluntad o con esfuerzo.
Las personas con trastornos depresivos (se estima que el 17% de las personas adultas del mundo sufren de depresión en algún momento de su vida) no pueden mejorar por cuenta propia, a través de los pensamientos positivos, conociendo gente nueva o viajando.
Sin tratamiento, los síntomas de la depresión pueden durar semanas, meses o años. El tratamiento adecuado puede ayudar a la mayoría de las personas que sufren de depresión.
La depresión puede manifestarse como depresión típica o depresión atípica. La depresión atípica es una forma disfrazada de presentar la depresión. Esto ocurre por lo general en aquellas personas que no se permiten sentimientos sin motivo, y a pesar de haber ido a muchos médicos con diversas quejas y de haberse sometido a numerosas pruebas, creen que la medicina aún no ha descubierto la causa de su los problemas.
La depresión típica, a su vez, se manifiesta con todos los síntomas típicos emocionales tales como apatía, tristeza, desánimo, etc.
En caso de experimentar estos síntomas regularmente es aconsejable acudir a un profesional ya que tal vez necesite tomar medicación y realizar psicoterapia.