Este tema de las personas tóxicas está muy desarrollado en libros, artículos y como contenido en portales web y redes sociales. Pero me llama la atención que nos orientan a identificar a esas personas tóxicas que nos rodean en los distintos ámbitos de la vida. Eso no está mal, a veces es necesario poner límites a ciertas personas que invaden con su negatividad nuestros momentos tan preciados. Sin embargo, en esta ocasión no me interesa que tú, lector, te enfoques en determinar quiénes son tóxicos en tu entorno, más bien quisiera que observaras y te hicieras consciente en qué medida tú lo eres.
¿Es duro verdad? Es duro aceptar que eres fomentador de la toxicidad. Sin embargo, estos tiempos de crisis son ideales para iniciar ese trabajo de conciencia y muy necesario si quieres comenzar a limpiar tu cuerpo, mente y espíritu.
Piensa un poco en la siguiente frase:
Lo que es afuera, es adentro.
Esta ley universal no tiene pérdida y cuesta comprenderla en un nivel profundo. Si lo que ves en tu entorno es muy negativo sería bueno que te preguntaras hasta qué punto has contribuido con esa negatividad. Por ejemplo, imagina que hay una discusión muy fuerte entre dos colegas del trabajo y tú has tomado partido por alguno de los dos, ya sea porque te identificas más con alguna de las partes o que hay una amistad de por medio. Tal vez puedes haber hecho comentarios que desestiman o invaliden la opinión del otro. En este caso, sin que sea quizá tu intención, ni tu pelea, has contribuido a agrandarla porque en vez de aportar una solución, apoyas una de las posiciones que ha creado el problema.
La toxicidad se manifiesta de muy diversas maneras: desde un alimento chatarra que ingieres, hasta una queja que lanzas como si nada en la cola de un banco. No necesariamente lo tóxico es algo terrible, frío, calculador. De hecho, la mayoría de los comportamientos tóxicos son muy bien aceptados socialmente, es por eso que creemos que los “tóxicos” son otros porque no hacemos nada que esté mal visto en los espacios donde interactuamos.Sin embargo, como a tu inconsciente y al universo no les importa si tú crees o no que eres tóxico, igualmente sufrirás las consecuencias de esa toxicidad que vas repartiendo sin notarlo. A continuación enumeraré algunas de esas conductas y sentimientos tóxicos que pudieran estar obstaculizando tu éxito y bienestar:
- La crítica y el juicio: constantemente estamos haciendo críticas y juicios no solo de otras personas sino de determinadas situaciones y circunstancias. Generalmente, no tienen fundamento real, sino que se basan en nuestra percepción y lo que creemos que es correcto. Según la PNL, “el mapa no es el territorio”, es decir, tu interpretación no es la realidad. Y es recomendable ser muy cuidadoso antes de hablar mal de algo o alguien. Una muy buena forma de detener una crítica o juicio es preguntándote: ¿esto que voy a decir traerá algún beneficio para mí o para otros? Si la respuesta es no, pues, ya sabes qué hacer.
- La queja: junto con la crítica es de las conductas más tóxicas y, paradójicamente, más aceptada socialmente, de hecho, si tuviéramos hoy que apartar de nuestras vidas a las personas que se quejan, nos quedaríamos solos. La queja nos pone en una posición en la que perdemos mucho poder y abandonamos toda posibilidad de responsabilizarnos de nuestra vida, nos hacemos víctimas de las circunstancias. Cuando te quejes, hazte la misma pregunta que con la crítica.
- La culpa: ya sea que se la eches a los demás o a ti mismo, la culpa no sirve para nada. Ésta siempre implica un castigo, por lo tanto, acarrea dolor y sufrimiento, lo cual no te permitirá tomar acciones que te dirijan a un cambio. Para generar cambios favorables, es necesario asumir responsabilidad ante las fallas y actuar en función de reparar y no de castigar. Así te podrás mover hacia adelante, partiendo de un lugar de aprendizaje.
- La envidia: aparentemente, está muy mal vista en cualquier grupo social, es por ello que generalmente es silenciosa. Sin embargo, muchas personas hemos sufrido envidia alguna vez, es muy común. Esto podría deberse a que tendemos a compararnos con otros, lo que genera un gran estrés porque ninguna persona está en el mismo lugar del camino del crecimiento. Es muy de humanos sentir envidia y es contraindicado culparse, ya que como vimos esto impide el avance. Pero la envidia tampoco contribuirá a tu evolución, así que lo mejor es no darle mucho espacio. Compárate contigo mismo.
- La venganza: muy tóxica y más común de lo que pensamos. Nos vengamos casi sin darnos cuenta cuando pagamos con la misma moneda. El problema es que al hacer lo mismo que nos hacen dejamos abierta la puerta para que eso se repita una y otra vez con diferentes personas y en distintas circunstancias. Los círculos viciosos no te sirven para cambiar, todo lo contrario, te encarcelan.
Aunque parezca una tarea difícil, es recomendable que te observes con mucha atención, sin juzgar y sin prisa. Hazlo por un día entero. Escucha tus palabras en conversaciones de la vida cotidiana (puedes grabarte si lo deseas) y tus pensamientos, observa tus gestos y postura corporal, siente tus emociones sin analizarlas. Son algunas de las acciones con las que puedes iniciar el camino, te puedo asegurar que te sorprenderás. Anímate, que si no eres tú el conductor de tu barco, entonces irás a la deriva, es decir, viviendo en la inconsciencia.
Photo: Free Gallery WP Jakob_Night4
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