Written by valedeoro // 29/10/2012 // felicidad // No comments
El “apaciguamiento preventivo” es la mala costumbre de cambiar tu comportamiento para evitar discusiones y malentendidos reales o imaginarios. Se utiliza cuando piensas que tu entorno (ya sea tu pareja, tus padres, tus vecinos o cualquier otro grupo social importante para ti) no aprobaría una decisión tuya, independientemente de si estas expectativas sociales son reales o no. El impacto que el apaciguamiento preventivo puede tener sobre tu vida diaria puede ser sutil. Pero las implicaciones tanto para ti como para las personas que te rodean pueden ser desastrosas
Destapando la autoselección destructiva
El problema del apaciguamiento preventivo es la palabra “preventivo”. Significa que actúas basándote en tus suposiciones sin posibilidad de contrastarlas con la realidad. Puede que tengas razón, o puede que te estés quitando oportunidades de vivir una vida más feliz.
Mejor no presento mi idea, porque mis colegas se burlarán de mi.
Mejor no salgo sola con mis amigas, porque mi pareja se va poner celosa.
Mejor no le digo a mis padres que quiero estudiar diseño, porque no les va gustar.
Mejor no mando mi CV a esta empresa, porque no me van a aceptar.
Lo que empieza como apaciguamiento preventivo para mantener la calma en tus relaciones sociales, pronto se vuelve una autoselección destructiva. Te rechazas a ti misma para evitar que te rechacen a ti. Aunque parezca que a corto plazo de esta forma te ahorras mucho dolor, efectivamente te estás quitando la posibilidad de que te sorprendan, o de que tu sorprendas.
Tienes derecho a crecer. Y tu entorno también.
No solo te estás quitando a ti misma la oportunidad de crecer. ¿Cómo sabes si la empresa te va rechazar si ni siquiera has mandado tu CV? A lo mejor hubieras encajado perfectamente en la plaza vacante, pero el problema es que nunca llegaron a saber que existías. Te has rechazado a ti misma sin la darte la más mínima oportunidad de obtener un sí. ¿No crees que estás siendo muy cruel contigo misma?
En las relaciones sociales, además, estás impidiendo que tu entorno crezca contigo. Crees que tus padres no aprobarían tu cambio de carrera, así que descartas la idea de comentarselo. Has perdido una oportunidad de mantener una conversación abierta sobre sueños y deseos entre las generaciones. En vez de compartir tus ideas, te quedas con el sabor amargo de que tus padres te impidieron elegir la carrera de tus sueños. Has envenenado una relación sin que ellos tuvieran ni voz ni voto en el proceso. ¿No crees que estás siendo cruel con ellos?
No eres vidente: comunica y actúa.
Años más tarde te enteras de que a tu padre le hubiera gustado que sacaras más partido a la creatividad que heredaste de su lado de la familia. Tu pareja no te agradece el sacrificio de que siempre te quedaras en casa, porque ni siquiera sabía que lo hiciste por el/ella. Y la promoción se la lleva tu colega la cual presentó todo tipo de ideas (buenas y mediocres). Tu bola de cristal de las supuestas expectativas no funciona y te quedas con la frustración de lo que podría haber sido.
Quizás es hora de ser tu misma y de dejar el apaciguamiento para cuando realmente haga falta. En caso de duda, hazlo. O por lo menos, háblalo. Los resultados te sorprenderán a ti y a los que te rodean.
¿En qué situación cambias tu comportamiento debido a lo que crees que deberías hacer?