Cómo ser simple: La vida en modo Wabi (p3)

Por Paulo Mesa @paucemeher

El Wabi-Sabi (o Wabi a secas) es una expresión japonesa que connota características esenciales del arte de ese país. No obstante, más allá de lo meramente artístico, también denota una filosofía en torno a la simplicidad y la sencillez natural que intrínsecamente caracteriza a cualquier creación que se materialice a través de la disciplina, la precisión y el cuidado.

Un buen resumen se encuentra en la reseña de Wikipedia:

Wabiahora connota simpleza rústica, frescura o quietud, siendo aplicable tanto a objetos naturales como hechos por el hombre, o elegancia subestimada. También se puede referir a peculiaridades o anomalías que surgen durante el proceso de construcción y dotan de elegancia y unicidad al objeto. Sabi es la belleza o serenidad que aparece con la edad, cuando la vida del objeto y su impermanencia se evidencian en su pátina y desgaste, o en cualquier arreglo visible.

Desde el punto de vista más vital, cultural y existencial, el Wabi puede entenderse también como "pobreza", aunque en una connotación diferente a la de carencia material o miseria económica. Aquí la pobreza del Wabi se refiere a minimalismo, a un estilo de vida frugal y sencillo, a la posibilidad de no ser dependiente de las posesiones terrenales (dinero, poder, reputación, etc.) y al mismo tiempo sentirse completo y pleno siendo quien esencialmente se es; esto es lo que finalmente se entiende por Wabi.

Incluso, en términos de una postura social, el Wabi hace referencia al hecho de "no estar de acuerdo con la sociedad de su tiempo". Vivir Wabi, sobre todo en un mundo como el actual, es abiertamente una provocación, un contrasentido que se va de frente a lo establecido de opulencia, derroche, acumulación y consumo compulsivo.

El Wabi también tiene que ver con la limpieza y la claridad en la vida intelectual. Más allá de las ideas, los requilorios y las explicaciones rimbombantes, el pensar Wabi nos invita a la contemplación mística (trascendente) y desapasionada de la naturaleza; a sentirnos cómodamente tranquilos con lo que nos ofrece el mundo cuando lo vemos tal y como se manifiesta, no como queremos que sea.

Finalmente, como nos plantea D. T. Suzuki:

"El zen no gusta de las complejidades que están en la superficie de la vida. La vida, en sí misma, es bastante simple, pero al contemplarla con el intelecto analizador puede ofrecer incomparables complejidades. Con todos los aparatos de que dispone la ciencia, no hemos sondeado todavía los misterios de la vida".

Podemos optar por inspirarnos a ser y vivir en modo Wabi. Existir con pocas explicaciones, pocos afanes por entender, más bien en el fluir de ir descubriendo. La decisión y la posibilidad están ahí.

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Nota: originalmente publicado en Camino Esencial. Ante la eliminación del sitio lo re-posteo aquí.