Existen diferentes etapas a lo largo de la vida. Sin duda, una de las más fascinantes es la aventura de la universidad. Cuatro años de aprendizaje académico en los que el alumno no sólo adquiere nuevos conocimientos sino que también, tiene la posibilidad de hacer nuevas amistades y conocer a otros compañeros de clase. Sin duda, la etapa universitaria se recuerda durante toda la vida puesto que en ese momento, el alumno aprende a conocerse a sí mismo. En concreto, tiene que hacer frente a una de las mayores dudas que puede tener un ser humano: el descubrimiento de la vocación que remite a la realización profesional. De hecho, el trabajo es una fuente de satisfacción importante a lo largo de la vida.
Sin embargo, cualquier universitario que finaliza sus estudios siente también una gran inquietud ante la angustia de qué sucederá después. Esta sensación de ansiedad aumenta en la sociedad actual ante el elevado índice de desempleo y de paro juvenil puesto que muchos jóvenes menores de 25 años todavía no han encontrado su primer trabajo.
Para hacer frente a dicha inquietud es esencial evitar la frustración, es decir, es esencial tener paciencia puesto que todo aquel que persevera tarde o temprano encuentra una oportunidad importante a nivel profesional. Por otra parte, conviene seguir disfrutando del presente y aprovechando el tiempo, es decir, cualquier joven licenciado puede seguir formándose mediante la realización de un curso de especialización para perfeccionar su currículum. Además, el aprendizaje constante refuerza la capacidad intelectual.
Por otra parte, los jóvenes también pueden buscar una beca para colaborar con una empresa o realizar el doctorado puesto que se trata de una oportunidad excelente a nivel profesional. La inquietud que experimenta cualquier estudiante al finalizar la universidad es muy natural, por ello, conviene que cualquier persona que esté en esa situación encuentre a alguien con quien poder hablar y desahogarse.