¿Cómo tomar una decisión difícil?

Por Valedeoro @valedeoro

Written by valedeoro  //  21/07/2013  //  felicidad  //  No comments

Sabes que tienes que tomar una decisión difícil y te sientes paralizada. Ambas opciones tienen sus ventajas (o desventajas, si buscas el mal menor) y no sabes cual de estas dos ofertas de trabajo, estos dos destinos de viaje, estos dos pisos equivalentes, o estos dos modelos de ordenador… escoger. ¿Y si te equivocas?

La técnica del avestruz

La técnica del avestruz consiste en aplazar la decisión con la esperanza de que mañana por arte de magia sabrás qué hacer. La verdad es que tienes miedo a equivocarte, así que prefieres no tomar ninguna decisión. Quién sabe, y si la decisión se da por si sola, porque uno de los pisos ya se ha vendido, los vuelos están agotados o la empresa se decidió por otro candidato?

El análisis eterno

Si el paso del tiempo no toma la decisión por ti, tarde o temprano aparecerá una fecha límite que te obligará a tomar una decisión. El día anterior te lo pasas haciendo listas con ventajas e inconvenientes detallados. Revisas el tema con amigas, con tu pareja y con tus padres para tener en cuenta el más mínimo detalle de cada opción. Al mismo tiempo te críticas a ti misma por haber empezado con este análisis ahora, porque si tuvieras más tiempo, seguro que encontrarías a la solución perfecta.

Los costes de una decisión tardía

Así que estás sentada ante estas dos opciones y no tienes suficiente información para tomar una decisión. Has pasado dos semanas agonizando, dándole vueltas a los mismos detalles una y otra vez. El miedo de arrepentirte el resto de tu vida te ha paralizado y te ha impedido que pienses en otras cosas. Si la técnica avestruz además tuvo el resultado de que se te pasó alguna fecha límite, los costes de la no-decisión seguramente serán más altos que el arrepentimiento imaginario.

La solución: dados y monedas

Tira un dado: de 1-3 te irás con opción 1, de 4-6 con opción dos.
O tira una moneda: cara para la opción 1, cruz para la opción 2.

Si al ver el resultado estás decepcionado, sabes que en el fondo la otra opción te gusta más y te quedas con ella.

A lo mejor esta forma de tomar una decisión no suena muy sofisticada, pero es eficiente y te ahorrará muchos quebraderos de cabeza.

Al final del día no es tan importante cuál de las dos opciones escojas. Una vez que te hayas decidido, harás esta decisión tuya, y aprovecharás las oportunidades que te brinde. Si no existe ninguna razón objetiva, lógica para escoger opción 1 o opción 2, tampoco existe ninguna razón objetiva, lógica para que te sigas torturando.

Tira el dado, decídete y utiliza tu energía para sacar más provecho de la decisión resultante.
Truco para expertos: utiliza esta estrategia cuando te des cuenta de que empiezas a aplazar la decisión en vez de utilizarlo tan solo como solución de último minuto.