Comprendiendo las adicciones en primera persona

Por Karlos Karlos Betancurt @Ayuda_Psic



En primer lugar debo agradecer a mi amigo J.R. quien ha dedicado parte de su vida a orientar a personas con problemas de consumo de sustancias, por tomarse el tiempo de escribir unas líneas sobre su experiencia de vida y me permitiera usarla como ejemplos prácticos para ilustrar algunos aspectos. El relato que aquí se presenta, tiende a mantener un hilo común en la evolución de todas las adicciones, por lo que las siguientes líneas trataremos de identificar aquellos aspectos que pueden tomar especial relevancia para la comprensión de las adicciones. “Cuando comienzo con el consumo de drogas primero fue el alcohol y los cigarrillos a la edad de 14 años. En casa no tomaba ni fumaba pero mi madre me permitía ir a la fiestas, ahí tomaba y fumaba, creo que mi madre se daba cuenta pero solo decía que si me conseguía con un cigarrillo me pegaría . “A  los 15 ya tomaba los fines de semana y ya tenía llave de la casa, así que llegaba en la madrugada. Ella me reclamaba solo por el ruido que hacia cuando llegaba, más no se sentaba a hablar conmigo sobre lo malo del alcohol, luego ya no me decía nada se hacia la loca “Cuando tenía 16 años, estando en casa de un amigo, conseguimos un kilo de cocaína y dinero que tenía guardado un tío de mi amigo que estaba preso, y fue cuando pruebo la coca y me quedo enganchado consumiéndola, ya antes había probado marihuana, pero no me gustaba.  Cuando llegue a casa después de haber fumado, ella pensó que yo estaba borracho, me formo un lío pero al poco tiempo quedo todo olvidado”. ·   El inicio del consumo, por lo general comienza con el uso de sustancias licitas como el alcohol y el tabaco. Es importante poner límites desde temprana edad y abordar el tema del consumo de cualquier tipo de sustancia en forma de discusiones participativas entre todos los miembros de la familia y no como una mera imposición jerárquica. El objetivo es que se pueda formar un criterio acerca de las sustancias que permita en este caso al adolescente tomar decisiones adecuadas a la hora de verse expuesto. ·   Es de vital importancia dar con el ejemplo y no tratar de predicar modos de actuar en los hijos que nosotros no somos capaces de replicar como familia ni como individuos. “Pedir aquello que no damos” resulta contraproducente a nivel de discurso y genera ideas del tipo “si él lo hace debe estar o si él lo hace con qué autoridad reclama”. ·   Dejar pasar una situación inadecuada refuerza la posibilidad de que esta se pueda repetir. Siempre deben abordarse las situaciones consideradas indeseables, sin importar cuanto sea necesario hacerlo. Las amenazas no funcionan la mayoría de las veces debido a que genera más que una conciencia sobre lo adecuado o no de llevar a cabo la acción, el perfeccionamiento de alternativas que evitan que la persona sea descubierta. ·  Nunca puede establecerse sanciones o tomarse acciones que impliquen a otra persona sin que queden claras las causas y las alternativas de comportamiento que debe tomar la persona para evitarlas. ·   El consumo de sustancias a temprana edad, normalmente no es una situación que se planifica con mucha anticipación, por lo común es la suma de circunstancias es donde existe la disponibilidad de la misma y una actitud positiva hacia el consumo. Por tanto, es de vital importancia que la familia se defina como:  una lugar donde es posible hablar con libertad de situaciones de toda índole, expresar emociones, respetar puntos de vista y donde  cada miembro pueda sentirse  parte fundamental de la misma tanto por lo que recibe como por lo que aporta. Hay que crear posiciones claras hacia el consumo de sustancias y sus consecuencias. “Cuando me enganche con la coca comencé a dejar de ir a clase y ella solo peleaba conmigo, pero no me preguntaba el  ¿por qué? Al poco tiempo deje de estudiar y ella me ponía a hacer cursos o me buscaba trabajo con amigos de ella pero no enfrentaba el problema sabiendo que algo no estaba bien”. “Así fue pasando el tiempo y me puse rebelde. Me metía en prob0lemas que mi madre solucionaba enviándome a casa de mi tía pero no hablaba de drogas ni de que me pasaba en realidad”. ·   El consumo de sustancias a medida que avanza, trae como consecuencia  que la persona entre en un espiral de abandono y/o pérdida de efectividad progresiva en la realización de actividades diarias y rutinarias que no sean compatibles con la acción de consumir. La  ruptura con los vínculos educativos, laborales y sociales son comunes y esperados, esto a su vez, disminuye los sistemas posibles de soporte y hace que la condición de consumo se haga más crónica. ·   Las dificultades del adicto están relacionadas con un mal manejo y expresión de emociones,  baja autoestima, carencia de límites, estrategias poco efectivas para el manejo de situaciones emocionales y/o sociales, baja tolerancia a la frustración, mal manejo de la ansiedad, efectos biológicos propios de cada una de las sustancias en el cuerpo, entre otras. Por tanto, el abordaje del mismo debe realizarse considerando el fenómeno como multifactorial, y no considerando de forma inocente, que la simple ocupación en otras actividades y la desvinculación del entorno negativo y de la rutina diaria, traerá como resultado la solución del problema. Aunque sea un elemento importante, por si sola y de forma desesperada puede volverse más en un agravante de la situación de consumo. ·  La negación es un elemento a vencer como paso inicial para colaborar en el proceso de rehabilitación. La mayoría de las veces se le atribuye solamente al adicto, sin embargo las personas que están a su alrededor también incurren en la utilización del mismo mecanismo. Muchas veces responde a temas asociados a la vergüenza social de tener un hijo adicto y las implicaciones de que amigos, familiares y comunidad se enteren, en otros casos, los pocos recursos emocionales o la carencia de estrategias de abordaje hacen que sea más sencillo creen que nada pasa. “A los 21  años una vez, llegue a casa después de dos días de estar consumiendo y me acosté, aún tenía droga y seguí consumiéndola en el cuarto, cuando sentí que me faltaba la respiración me asuste y toque la puerta de su cuarto, en ese tiempo ella tenía una pareja, un gran hombre que me quería mucho y lo llame y le pedí la ayuda a él, le dije que no quería consumir más y que hablara con mi mama para ver donde me podían llevar”. “Estando en tratamiento en la clínica consumía igual y luego de un tiempo manipule para no ir más. Como mi madre no le gustaba enfrentar la verdad que tenía un hijo adicto, se dejó manipular y abandone el tratamiento”. ·   El adicto es cambiante en las decisiones que toma. Si bien es capaz de reconocer en ciertos momentos los peligros en él o en otros y tener la voluntad y convicción de dejar de hacerlo, los efectos asociados a la abstinencia física y  a las variables psicológicas terminan generando la vuelta al consumo. Es de esperar que el proceso de dejar de consumir pase por constantes recaídas y cambios bruscos de discurso en el adicto. Es importante que quien  apoya al adicto, comprenda que esto puede suceder repetidas ocasiones, lo que le pemitirá aprender a manejar la situación de frustración tanto para el adicto como para la misma persona. ·   La manipulación, entendida como la ejecución de acciones de forma deliberada para influir en las opiniones o acciones de otras personas, es parte del día a día de los adictos. La prioridad es consumir, por lo que  se desarrolla la habilidad de engañar y de usar cualquier factor que esté a favor para obtener lo que se quiere. Las consecuencias de esta conducta varían, sin embargo la más común es la pérdida de credibilidad en el adicto. Esta es una de las consecuencias de mayor dificultad para manejar debido a que involucra una profunda frustración del que se siente manejado y la sensación de que nada de lo que se pueda decir es cierto. Lo anterior puede desencadenar en un abandono completo a toda causa de ayuda para el adicto. La manipulación deber ser tomada como parte del problema de consumo y por tanto manejada a través del dialogo y la contrastación constante con la congruencia de los hechos que se presentan y el discurso del adicto. No hay que confiar ciegamente pero tampoco hay que dejar de hacerlo.    “Así paso el tiempo y me convertí en un vago, un delincuente, ya ella solo se hacia la loca. Hasta que en uno de mis  cumpleaños, unos amigos me invitaron a beber y a consumir.  Ese día amanecimos y luego que se acabó todo, dos de mis amigos me dijeron: -  mira hermano tu estas mal deberías de buscar ayuda porque la droga te tiene controlado -  y me preguntaron que si quería la ayuda y les dije que sí”. “Nos fuimos cada quien a su casa me acosté y cuando me levante como a las 3 de la tarde estaba un amigo y mi hermana hablando en la sala. Nunca pensé que el fuera a hablar con mi familia. Mi madre también estaba en la casa pero en su cuarto. Me senté con mi hermana y mi amigo y hablamos del sitio donde me llevarían. Ese día mi hermana se lo comunicó a mi madre pero al día siguiente fui solo con mi hermana. Mi madre en casa no tocaba el tema. Ella solo cumplía con darme lo que necesitaba. Pienso que ella siempre le ha temido a ese tema por temor a la parte moral”. ·   Es común escuchar que los momentos de mayor motivación del adicto aparece luego de una fuerte "resaca" ya bien sea física o moral. Aparecen momentos de mayor claridad donde se experimentan los síntomas y consecuencias de una forma más consciente. Es importante tomar estas oportunidades para realizar un abordaje orientado a la búsqueda de ayuda profesional y contar al momento con una línea de acción clara y  no caer en la trampa de la  realización de promesas de abstinencia, búsqueda de trabajo y dejar de salir de la casa como solución única. ·   La empatía establecida con distintas personas puede marcar una gran diferencia a la hora de realizar un abordaje sobre el tema del consumo. No basta con sólo hablar y expresar el deseo de ayuda y recuperación al adicto, es importante que esta persona tenga una relación de respeto y conexión emocional con el mismo. El ser padre, madre o miembro de la familia y manifestar preocupación, no es una garantía de que sea escuchado y que tenga algún impacto.  “Cuando ya me interne mi madre se involucró un poco más,  ya que conoció otros representantes que sí asumían que tenían adictos en la familia. Ella en ese tiempo cambió su manera de tratarme y ya me trataba con cariño, cosa que nunca lo hizo durante mi niñez, solo me dio lo material. Estando internado ella entendió algunas cosas de como manejase conmigo” ·   La posición de la familia muchas veces es lo más difícil, ya que aprender a confiar resulta complicado por el miedo a una nueva decepción. Sin embargo, en la medida que se ven avances y estos se mantienen a lo largo del tiempo, se restablece la esperanza y existe un mayor optimismo aunque con reservas, lo que beneficia al proceso de curación de las heridas de todas las partes. ·   La posibilidad de recibir ayuda terapéutica permite que las personas que están a su alrededor manejen de mejor forma el problema tanto a nivel personal como con la persona adicta. Si bien es decisión del adicto dejar o no de consumir, la familia debe aprender a manejar la alternativa que tome. ·   Es común que mientras  el adicto va haciendo conciencia de su enfermedad, identifica la presencia de patrones de comunicación poco efectivos y  de carencias de tipo afectivas entre ellos y sus familiares, por lo que el trabajo de las mismas, aunque no aseguran la recuperación, permiten un avance hacia el reconocimiento comportamientos que promueven el malestar y el sufrimiento intra e inter personal de las partes afectadas. ·   Aunque, es deseable que toda familia logre tener conciencia sobre su dinámica de funcionamiento (Roles, responsabilidades, expectativas, formas de pensar y de actuar, fortalezas y debilidades), el poder involucrarse  aunque sea con sus limitaciones, aportan al proceso de rehabilitación del adicto. Sin embargo hay que tener en cuenta que aunque la familia es un factor importante en el proceso, la comprensión y aceptación de las realidades  personales y relacionales del adicto luego de su desintoxicación,  son el factor de mayor peso para lograr la abstinencia.


Finalmente “En mi caso particular yo he tenido que entender que hasta la fecha ella se niega a creer en por qué yo consumí drogas. Ella solo ha aceptado que ya yo no debería volver a consumir drogas ya que tengo tiempo sin consumir y ya tengo un hijo y que sería una sin vergüenza al recaer de nuevo. Pienso que me ha tocado duro porque he tenido que entender que el apoyo de muchos de mi  familia no tiene conciencia de la enfermedad de la adicción. Acá en mi casa no se toca ese tema pienso que mi madre piensa que eso ya paso y que no hay porque hablar de eso”.
“Por mi propia experiencia pienso que mientras más se involucre la familia en el tratamiento mayor será la contención que se le pueda dar al adicto” Gracias por visita nuestro Blog "Ayuda Psicológica en Linea"  próximamente compartiré mas artículos sobre el tema de las adicciones y la familia.
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Lic. Fabian Giraud. Psicólogo, Madrid / España.