"Los jóvenes no nos comprometemos", eso pensé al querer escribir la nota. Pero en realidad es una vil mentira si digo que es así; todos nos comprometemos.
La semana pasada tuve la oportunidad de leer una publicación muy interesante, lo cierto de esto es que además de leerla, sentirme un poco mal y compartirla con dos personas que esperaba sirviese de algo, decidí escribir esto (debido a la respuesta tan distinta de ambas personas). Cuento uno que otro cuento, pero no hay tan buen cuento que un joven en sus veintes no logre contar; a veces creo que nos pasamos en esto de ser ases en lo que no está inventado. El artículo habla de como las redes sociales y el mundo digital ha hecho que perdamos un tanto lo que llamamos romanticismo, una conversación de café, miradas y acurrucos. Al menos a mi me hizo pensar eso; aunque dice mucho más. El resto lo pueden leer por acá:
Y dirán, pero si solo tiene 21 ¿cómo es que puede opinar?, pues bien les cuento... Mi mejor amiga de infancia se acaba de casar, y tan solo tiene menos de un año de conocer al joven; unos dirán que es amor, otros destino y la gran mayoría, locura. Al menos de un 100% de la verdad, mi razón pensó en 20 de locura, el otro 80% sigo tratando de descifrarlo debido al estado que publico en Facebook. La verdad es que los jóvenes si nos comprometemos.
Las situaciones de la vida te hacen querer pintar el camino blanco o negro, a veces cagamos cuadrado y nos ponemos creativos con los colores; pero esa es otra historia. El mundo digital cambio todo lo que mi adolescencia pudo haber sido hace 20 años atrás, mi mamá me cuenta como en el Colegio se escapaba y se iba de bailongo... Yo mientras a esa edad estaba madurando, por lo que pase de Hi5 a Facebook en décimo año. En ese momento me di cuenta que lo mío pues era digital, y heme aquí, una community mas contradiciendo a las redes sociales. ¿Será que nosotros llamamos compromiso a lo que otros no llaman compromiso? A ver si me explico, en realidad yo soy muy comprometida con mi estatus sentimental en Facebook, no uso los -me siento- estatus ni público fotografías que pongan a prueba mi cordura. Ese ya es otro segmento, pero les hablare de mi segmento. Nosotros los jóvenes si nos comprometemos con eso de las relaciones sociales. Tuiteamos un par de veces con un desconocido, lo vemos en un bar y pronto se convierte en nuestro mejor amigo de tragos, seguimos gente en Instagram y de a pocos vamos conociendo toda su vida, nos damos cuenta hasta cuando cumple el abuelito del nuevo amigo, dormirnos con el teléfono debajo de la almohada esperando un "buenas noches" o un "mae que esta haciendo?" a las 12 de la noche. Las citas se han convertido en algo abstracto, porque en realidad una cita a cambiado a chatear todo el día con esa persona a tal punto que te pase fotos de el o ella cagando. El sexo se ha convertido es 'sexting' y los pocos "jale a comer algo" han pasado a ser un perfecto espejo de un reflejo propio con phubbing.
Haces check in para dos cosas: recomendar los mejores lugares para ir en una cita a la que reiteró, phubbing. O bien, para recordar que tu vida es un poco mas cool que el de otro; mis check in se resumen a 3 al día, a veces voy a la Pops o un restaurante elegante con los compas del trabajo. Nada serio. Netflix se convirtió en el Rey de los pasatiempos, aquel muchacho que tenga Netflix entra en el grupo de conversación y si tiene la cuenta Premium de Spotify es un perfecto Match en Tinder. ¿Raro verdad? Antes solo se preguntaba si fumaba mota, era virgen o tenía trabajo.
El tener poca conexión de internet es estresante pero no tanto como lo es que Whatsapp se caiga. El #TeamBeard es uno de mis hashtags favoritos y al parecer el de muchas también según las tendencias 2015. Nos comprometemos a actualizar nuestras vidas en redes sociales contando solamente aquello que sea color de rosa, las fotografías de amigos son cada vez más posadas, nadie en realidad cuenta que todos los días morimos un poco. Sería deprimente ¿no lo creen? La verdadera razón de compromiso para nosotros significa un mensaje de "hola como vas?", un me gusta stalkeador cuando te gusta alguien, un tuit cagándosele a la presa en medio de la nada en San José. Conocemos a las personas por medio de un álbum en Facebook y salimos con ellas en citas furtivas sin en realidad pensar que el tipo o la tipa podría ser un maniático (a).
Por un momento lo intentamos, jugamos en los restaurantes a "aquel que toca el celular paga la cuenta", todos aquellos apilados en una esquina y saqueados luego de que el más sociable del equipo no dejara a los demás en paz debido a sus notificaciones. ¿Adivinen quién paga la cuenta al final?
Queremos ir a la playa y desconectarnos de todo, pero nos acongojamos estando allá porque no logramos cargar la fotografía del atardecer trillado en Instagram.
Ya no se dedican canciones, las cartas quedaron en el olvido, los chocolates son un *wink* en el chat, nos volvimos alérgicos a los abrazos, nos deprime el saber que nos bloquean de una red social, que nuestro amor platónico comparta una fotografía con la nueva y que la nueva con tan solo 2 meses de conocerlo le escriba "Te Amo". Absurdo. Subimos a un bus y cuando logramos parpadear vemos a zombies vestidos elegantes con no más que ojeras en sus ojos y manos cansadas de tanto mensajeo, sus caras brillan y no es por ser buenas o malas personas, es el reflejo del IPhone.
Extraño aquel momento en el que en sétimo yo era la pola por no tener un celular, en noveno año por no haber iniciado en Facebook, ese momento en el que sos desconocido en Twitter. Cuando el chiquillo que te gustaba llegaba con una carta a la casa, citas de helado y miradas. Extraño aquel segundo en el que las personas desconocían el significado del internet de las cosas, porque ¡que carajos importaba! ¿Acaso te iba a contratar Apple por saber eso? ¡Ay #porfavar!
Nos encantan los memes mucho mas que las sonrisas de la gente, no saludamos en la calle pero sí escribimos a los cumpleañeros de Facebook gracias a su recordatorio. Planeamos nuestra vida en eventos de acuerdo a la cantidad de asistentes, nos preocupa más saber como funciona un hashtag que el verdadero corazón.
En realidad esto no es tan malo como parece, ¿o si? En mi posición he de decir que hoy es de esos días en que me gustaría ver a mas personas como Adam Sandler en 50 First Dates, mas danzantes en la calle con caminado 'tumbao', que dijésemos "Hola" a extraños. Que los celos de pareja vuelvan a ser "le sonreíste a ese zorron" y no los "y esa perra porque le dio me gusta a la foto, ¿qué se cree?" Que el Sol sea el que ilumine los rostros en un picnic con amigos y no un Android. Si esto sucede puede que yo me quede sin trabajo literalmente; pero como habrá más tiempo libre al rato y me dedico a contarle cuentos como estos a la gente en la Plaza de la Cultura.
Volvamos al tiempo en el que nos enamorábamos de las miradas y suspiros, y no de un puntaje en Klout.