¿Os acordáis aquel mercadillo en el que decidimos llevar trabajo y realizarlo durante el largo horario de exposición y venta? Pues allí nos dedicamos a lijarlo a conciencia, que el polvillo negro hubiera dejado el taller como un tranvía a carbón..
De vuelta al mismo, decidimos jugar con la bicromía del rosa y el verde, que siempre casan bien...,
... aunque finalmente ganó el rosa, dejando asomar con la delicadeza de una suave lija, trazos verdes de su capa anterior.
Los famosos cáncamos desesaparecieron, y en su lugar y en la trasera, colocamos estos "chismitos" tan socorridos que sirven para colgar toda clase de pequeños estantes, cuadros...
¡Así de decorativa resulta nuestra pequeña ménsula de ondas con cualquier detalle!
¡Feliz fin de semana!