Un
estudio de la Universidad de Uppsala y el Centro de Trastornos del
Neurodesarrollo en Karolinska Institutet (KIND) en Suecia, publicado en Nature Communications muestra que los
bebés que más tarde son diagnosticados con autismo reaccionan fuertemente a los cambios repentinos en la
luz. Este hallazgo proporciona soporte para la opinión de que el procesamiento sensorial
juega un papel importante en el desarrollo del trastorno. Los investigadores
estudiaron la luz pupilar en bebes de 9 a 10 meses. Los bebés que cumplían con
los criterios de autismo a los tres años de edad constriñeron más que los bebés
que no cumplían con los criterios de autismo en el seguimiento. Además, la
cantidad de restricción pupilar en la infancia se asoció con la intensidad de
los síntomas de autismo en el seguimiento. Los hallazgos son importantes porque
apuntan a una función muy básica que no se ha estudiado antes en los bebés con
diagnóstico posterior de autismo. En total, 147 niños con un hermano mayor con
autismo participaron en el estudio, de los cuales 29 cumplieron con los
criterios de autismo en el seguimiento. El estudio también incluyó un grupo control
que consiste en 40 bebés de la población general.