Estás aprendido a ver.
Estás aprendiendo a ver que todo te trae el recuerdo del Hogar.
Son los testigos de tu mayor anhelo.
Aprender a ver no puede ser difícil pues no eres tú el que lo hace, aunque si el que lo permite. Se necesita tu disposición. Se necesita tu determinación, tu consistencia. Tu deseo de ver sólo aquello que quieres ver. Y nada más que eso.
Verás aquello que decidas ver. Aquello que desees contemplar se te mostrará. Ese es el poder de la mente.
Has decidido ver solo la Verdad y tus deseos son órdenes para mí pues tu voluntad y la mía coinciden.
Un nuevo mundo se muestra a aquellos que han decidido seguir al maestro del Amor. Al maestro de la Luz.
Y ahora nuestra visión se ve sustituida por un instante de quietud.
Ahora la mente que ha elegido la paz descansa en la visión santificada del perdón.
Nada cambia...pero todo es diferente.
Publicado en Alas para el día a día