No perdimos ni un minuto en meterle mano, y tras un suave lijado (estaba en madera vista y no necesitaba mucho más), y una capa de líquido antipolillas para evitar futuros "habitantes", aplicamos pintura a la tiza blanco roto.
Con dos manos era suficiente (la marca de pintura elegida no cubre demasiado, todo sea dicho) para lo que queríamos, pues el aspecto que íbamos a darle no requería de pulcritud.
Hace algunas noches, salimos de tapeo a un local de nueva apertura, con platos muy ricos, sí señor. Clandestino se llama. Allí nos pusieron unos cubremanteles de papel con un precioso motivo de periódico antiguo, con anucios de época. Nos faltó tiempo para decirle al dueño del restaurante si nos podría dar un par de pliegos, a lo que, por supuesto, accedió amablemente.
Aplicamos esas maravillas en el sobre principal de nuestra mesa con la técnica del decoupage, y usamos la plancha para adherir mejor (¡qué invento!).
Como queríamos dar un aspecto desgastado y muy vintage, usamos el taco de lija para homogeneizar con la madera.
Y así quedó el sobre de nuestra esbelta mesa...
..., y los detalles del suave decapado que conseguimos en esquinas y zonas de roce natural.
Protegida para su uso por barniz y cera, quedó lista para lucir. La hemos colocado en el salón como auxiliar, pero también la imaginamos en la zona del comedor con vajilla y cristalería, o en la cocina para montar un rincón de desayuno, o como soporte para cacharros y complementos.
¡Multiusos total! Pero con mucho, mucho estilo y ese sabor que los muebles con encanto dan al hogar...
¿No creéis?
Pues con ella nos vamos un viernes más a los frugales de Marcela Cavaglieri, a compartir trabajos y muchos momentos de inspiración.