Es muuuuuuuuy difícil elegir una sola receta de esta charra, como ella misma se define, con la que coincido en muchas cosas de su descripción (en lo de charra no, vaya), a la que he tenido el placer de descubrir y a la que os invito encarecidamente que visitéis, pero revolviendo revolviendo (o será porque estoy en modo conservas ON) le eché el ojo a su confitura de cebolla caramelizada a la miel y ¿qué queréis que os diga? ¡perdí la cabeza de todas todas!
De la receta original he respetado mucho pero, todo hay que decirlo, las pasas las he suprimido, he utilizado la cebolla morada que me encanta y, conociéndome, tenía que meter un toque de especias así que le he añadido un puntito de jengibre...¿el resultado?...todavía me estoy relamiendo...Amalia, gracias gracias y gracias por tu receta que se ha convertido en un imperdible. Por cierto...un regalo estupendo que he hecho jejejejeje.
Ingredientes: 500 g cebolla morada; 75 g azúcar moreno; 75 g miel; 100 g mantequilla; 1/2 cucharadita jengibre molido; vinagre Modena; sal; pimienta.
Preparación: Pelar la cebolla y cortar en tiras finas. En una cacerola poner la mantequilla a derretir y rehogar la cebolla a fuego suave. Salpimentar al gusto, añadir el jengibre y continuar rehogando, removiendo con frecuencia, hasta que la cebolla esté tierna.
Añadir un chorro de vinagre de Modena, mezclar y dejar que se consuma a fuego suave. Añadir el azúcar, remover para que se disuelva, añadir la miel, mezclar bien y dejar cocinar unos 20-25 minutos a fuego suave. En mi caso no ha sido necesario añadir más líquido (vinagre) porque ya suelta bastante. Apagar el fuego y dejar enfriar.
Mientras podemos preparar los tarros, hirviéndolos junto con las tapas en agua durante 10 minutos. Sacar a un paño limpio y dejar enfriar boca abajo.
Triturar la confitura templada con la batidora. Rellenar los botes esterilizados casi hasta arriba (dejar un dedo), tapar bien cerrados y poner en el agua hirviendo durante 15 minutos para que se haga el vacío y podáis conservarlos durante tiempo. Sacar y dejar enfriar boca abajo. Etiquetar y guardar en un sitio seco y al abrigo de la luz. Yo le pedí a mi Danny (que es holandés) que me escribiera el nombre con su preciosa caligrafía y...se deslizó una l jejejejejeje. ¡Pero se lo perdono porque lo amooooooooo!
Con esta receta, que va divinamente con una carne asada, con queso o sobre paté, participo en el #asaltablogs y ahora me voy a ver al resto de asaltantes. ¡Besos!