He usado telas discretas a conciencia, los gustos de la destinataria lo exigían. Así que he jugado con una tela negra con lunaritos blancos y una tela blanca con un mini estampado en blanco también, apenas perceptible, pero que si os gusta el patchwork, sabéis perfectamente a qué tipo de telas me refiero (y si no sabes de qué hablo, usando el zoom seguro que aprecias el esstampado). Para las bolsas de aseo del interior me he permitido una pequeña licencia usando una tercera tela con estampado de zapatillas de ballet en algunos detalles. Es una de las pasiones de mi prima, y pienso que le puede gustar. Todos los forros son de algodón blanco con gotas grises.
En la cremallera he puesto este borlón blanco que sirve de tirador. Y a ambos extremos he colocado una tirita de encaje que siempre ayuda al manejo.
Ha quedado un conjunto elegante, y al igual que os digo que las fotos me han salido como un churro, confieso que no hay ni una sola puntada en todo el conjunto que haya quedado de mi desagrado. La experiencia de todos estos años se nota, y aunque son trabajos fáciles de hacer, bien sabéis que a veces vemos en este tipo de artesanías acabados con los que duelen los ojos. Lo hecho a mano es imperfecto e impreciso, lo cual no es sinónimo de cutre. Todas hemos hecho cosas cutres en los comienzos y las seguiremos haciendo en sucesivas técnicas que iremos aprendiendo y que por tanto serán nuevos comienzos, pero con la sensatez y humildad de diferenciar lo bien hecho y lo no tan bien hecho.
Las tres bolsitas del interior son diferentes en tamaño y diseño, os las enseño de una en una.
Muchísimas gracias por vuestra compañía.