La pintura japonesa Sumi-e es una técnica ancestral de dibujo oriental. Aunque pertenezca a la pintura japonesa, tiene su origen en China durante la dinastía Tang (618-908).
Originalmente, para el Sumi-e sólo se utiliza tinta china en formato barra. Que se frota contra una piedra plana al tiempo que se mezcla con agua. Esta mezcla es variada en cuanto a densidad según las necesidades de cada momento, el artista, o la sensación pretendida.
La pintura japonesa se aplica con un pincel de pelo fino con mango de caña de bambú. La técnica es de trazo fluido en la que el brazo actúa como continuación de ese mango. La muñeca queda completamente rígida y el brazo es el que se arque buscando el trazo deseado gracias a la postura corporal del pintor.
El soporte indicado para la pintura japonesa es el papel especializado para tal técnica, generalmente es papel de arroz, pero también se puede realizar sobre maderas muy concretas o telas tratadas para tal fin. Pero esto es algo muy inusual.
Estos movimientos corporales convierten la pintura en una especie de baile místico que acuñaron los monjes budistas zen, por la trascendencia espiritual de este ritual.
¿Qué decís? ¿No os apetecería entrar en ese “trance” con la pintura? ¿Alguna vez os habéis sentido tan absortos con lo que estabais haciendo que habéis hasta tal punto?