Saber lo que te va bien… y lo que no
La situación se pone más complicada cuando además “se supone” que te gustan estas tareas, o que las sepas hacer porque sí. La frustración aumenta cuándo te da la impresión de que eres la única inútil que no consigue llegar a todo, la única que se deja despistar por las pequeños (?) contratiempos diarios, la única que se pone nerviosa porque parece que nada avanza. Así que abres tu navegador para leer otro blog de productividad. A lo mejor hay otra herramienta que podría darte el resultado que buscas. Mientras tanto el subconsciente te señala con su dedo acusador por estar retrasando otra tarea pendiente.
El mito de la perfección
Déjame recordártelo: no eres un robot, ni un super-humano. Eres una persona y es normal que no siempre estés al tanto de todo. No te creas el mito del multitarea, ni la distinción aleatoria de tareas entre femeninas y masculinas. Hay cosas que sabes hacer muy bien y hay otras que no te salen como te gustaría. Es normal y forma parte de tu encanto como persona. ¿Te Imaginas lo aburrido que sería el mundo si todos fuéramos expertos en lo mismo? El reto no está en erradicar tus debilidades, sino en potenciar tus habilidades y así encontrar soluciones para lo que te sobrepasa.
Saber qué te va bien… y lo que no
Me citan como referente de productividad, a pesar de que no puedo con tareas que requieran una atención prolongada en pequeños detalles. Soy capaz de escribir un libro, y me falla la paciencia para volver a leerlo y corregirlo. Puedo crear un taller, una charla, un curso, y pero me falla la motivación a la hora de llevarlo a cabo. Mi secreto es que soy consciente de ello. Siempre que pueda busco aliados que me complementen en lo que necesito: Marta que me corrige los escritos, Carlos y Dani que gestionan las charlas en Olokuti, Courtney que organiza los detalles de la venta del microcurso del Proyecto 333. De esta forma me puedo concentrar en potenciar mis habilidades sin el estrés de las tareas que me resultan pesadas.
Buscando alternativas de productividad
No siempre es posible escapar de las tareas que no te gustan. Quizá tu trabajo requiere que te dediques justamente a lo que te resulta difícil. Tal vez no conozcas a nadie que te complemente en lo que haces. Si ahora quieres volver a los blogs de productividad, hazlo con un pequeño ajuste:
- ¿Qué herramientas te ayudan a reducir el tiempo que tienes que pasar con las tareas tediosas? Si desconectas el teléfono por las mañanas para devolver todas las llamadas después de comer, tu mañana rendirá más y el bajón postcomida te pesará menos.
- ¿Existe una forma de reorganizar esta tarea para que sea menos frustrante? A lo mejor te la puedes sacar encima al llegar al trabajo, o quizás la puedes hacer justo antes de irte para terminar más rápido y relacionarla con el fin de la jornada.
- ¿Puedes intercambiar tareas con otros colegas? A lo mejor encuentres a alguien que te complemente para que reciba las llamadas, mientras tú te encargas de la correspondencia escrita.
Con la tranquilidad y el tiempo ganado, podrás darle más atención a las tareas en las que realmente destacas.