Siempre me ha gustado su discreción, ya que al margen de su fama y lo contrario a lo que podría esperarse, no se ha dejado llevar en exceso por el amarillismo y el cotilleo que han podido rodear a su vida privada. Parece una persona discreta, tanto en su vida como en su estilo, siempre decantándose por la comodidad en su vida diaria como por la elegancia a la hora de tener que pisar alguna alfombra roja. Además, parece que está madurando bastante bien, y que por muchos años que cumpla, sus ojos siguen conservando esa picardía juvenil que tanto nos hechizó al verlos mientras retrataban a Rose en el camarote.
Esta entrada es muy especial al tratar de una figura clave que marcó mi adolescencia, y es que en aquella época los rubiales monísimos de cara aniñada no podían estar más de moda. Desde que lo vimos en Titanic o en Romeo y Julieta, muchas nos dedicamos a comprar todo en lo que salían estos preciosos ojos azules y nuestras madres nos decían que por favor dejáramos de colgar su cara por todas partes. Con el paso del tiempo, Leonardo DiCaprio ha demostrado que no sólo es una cara bonita y difícil de olvidar, sino que además tiene talento, aunque no siempre se vea gratamente reconocido. Es una mera opinión personal por supuesto. Dato curioso y un poco cotilla que recuerdo de algo que leí hace mil años: al parecer le pusieron Leonardo porque su madre notó como daba pataditas en su barriga mientras veía cuadros del genio Leonardo DaVinci. No veo por qué no puedo tener amigos de ambos sexos sin que se corran rumores. Es una locura. (Leonardo DiCaprio) xoxoNerea.