Aunque son contadas las ocasiones en las que me encuentro en el primer grupo, la mayoría de las veces pertenezco al de los cazadores. Está bien acudir a los mercadillos con un plan trazado, pero me he dado cuenta que me da mejores resultados dirigirme hacia algo específico, pero en sentido general. Es decir, o me decanto por artículos de decoración, o por accesorios o por moda, y elijo una de esas categorías para no sentirme abrumada por todo lo que ven mis ojos.
Como ahora en verano, hay infinidad de estos mercadillos y puestos en la calle, he pensado dar algunos consejillos para llegar a casa contentas tras visitar sitios como el mercadillo de Las Dalias en Ibiza, el Rastro del Cisne en Benidorm, el Rastro de Madrid, La Alcaicería en Granada o la Fira de Bellcaire en Barcelona, por citar algunos.
Vaqueros: Los puestos con ropa de segunda mano son uno de los mejores sitios para encontrar unos vaqueros desgastados. Como ahora se vuelven a llevar los de talle alto, es fácil encontrar modelos antiguos. Incluso, podemos toparnos hasta con vaqueros de firma como Levi’s. Os recomiendo mirar la etiqueta roja para comprobar que tiene la marca registrada y no es una imitación; o si tiene una letra E mayúscula que indica que los pantalones son de antes de 1970. Eso sí, hay que tener cuidado para coger nuestra talla porque los modelos antiguos tienen otro tallaje que los jeans de ahora. ¿A que nunca os habíais planteado buscar unos vaqueros en un mercadillo? Pues os garantizo que hay infinidad y que hay modelos ideales que seguro nos sientan de miedo.
Vestidos combinación: En todo rastrillo que se precie siempre hay algún puesto de ropa interior. Los vestidos combinación no solemos tenerlos muy al alcance, y más cuando únicamente compramos en cadenas de ropa. En estos mercadillos los podemos encontrar muy fácilmente, y son tremendamente útiles ahora en verano, cuando nos ponemos vestidos más ligeros y de tejidos más transparentes; con una combinación no quedan para nada igual. Vamos, que no nos marcan las curvas y carnes indeseables. Os recomiendo haceros con dos: uno negro y otro color nude (el carne de toda la vida), que sean de tirante fino, cuello en V y un dobladillo más corto para que no asome.
Camisetas de algodón desgastadas: Las camisetas inundan los mercados y es cierto que es extrañamente difícil encontrar una que nos guste, que tenga un aspecto envejecido y que no parezca que la acaban de imprimir. Es aquí donde me encanta rebuscar y cuando encuentro la pieza ideal, de mi talla, que me queda bien ajustada a mis medidas sin marcar, de algodón casi traslucido, y con el cuello un poco dado de sí, me vuelvo loca! Es que este tipo de prendas tampoco las encontramos, a no ser que nos las encontremos sorprendentemente como trapos para limpiar.
Bisutería de fantasía: Otro gran clásico de los puestos callejeros. Me encanta la bisutería que imita a la antigua en broches, collares y pulseras. Encontrar las piezas más singulares es todo un reto. En esta categoría os recomiendo fijaros en la calidad, el peso, que no hay pegamento visible, comprobar si falta alguna piedrecita, y probar el cierre.
Cashmere: Quizás lo más difícil de encontrar, pero sorprendentemente los mercadillos son algunos de los mejores lugares para comprar lana de casimir a un buen precio. Curiosamente, las prendas de gran tamaño suelen estar en mejores condiciones que las grandes por lo que centraros en jerséis, por ejemplo. Pasad la mano por el jersey para aseguraros de que no tiene agujeros, y si encontráis alguno, pensad si merece la pena arreglarlo.
Y estos son los pequeños tesoros que podemos encontrar en los puestos callejeros. ¿Vosotras tenéis otros?
Hasta mañana!
Imágenes vía Pinterest