Un proceso de tipo nervioso lo definimos como de corto plazo, porque la reacción de nuestro organismo ante una agresión o desequilibrio de este tipo sucede de un modo inmediato. Si no podemos controlar este proceso, a medio plazo entrará en juego el sistema endocrino con una respuesta hormonal. Y si la situación que ha generado el problema avanza a largo plazo es el sistema inmunitario el que empieza a dar problemas. Nuestras defensas bajarán, pero antes los otros dos sistemas ya nos habían avisado con procesos más ó menos controlables.
Por lo tanto lo lógico es que cuidemos en primer lugar nuestro nuestro sistema nervioso, ya que el sistema inmunitario basa en él su equilibrio. Es difícil que se produzcan caídas de defensas por si mismas, ya que debe haber una predisposición (del corto y medio plazo previamente).
1. Intentar mantener la Tranquilidad en el día a día, especiamente en situaciones “estresantes” (exámenes, exceso de trabajo, etc.) para que la cosa no vaya a más y el cuerpo reaccione de un modo completo y sin problemas.
2. El segundo consejo es mantener un Control Emocional (disgustos). Si evitamos el descontrol emocional las hormonas harán un trabajo eficaz.
3. Evitar el estrés. Ya que con él se descompensa el sistema nervioso, después el endocrino y finalmente el inmunitario, con la caída de defensas correspondiente.
4. Evitar los cambios de temperatura extremos que obligarán al organismo a hacer adaptaciones rápidas para poder estabilizar el cuerpo. Evitar las mojaduras ó viento frío etc. que puedan descompensarnos.
5. Cuando hay un proceso catarral o similar en marcha, evitar eliminar por completo la fiebre, aunque si debe controlarse, manteniéndola alrededor de 38º en las personas cuya temperatura “normal” oscila entre 36,5º ó 37º. La fiebre es una herramienta de nuestro organismo para mantener a raya a los agentes nocivos externos, y forma parte de la respuesta inmunitaria normal.
6. Evitar los alimentos en malas condiciones, o aquellos de los que no estemos seguros de su higiene.
7. No consumir alimentos que puedan dañarnos a nosotros específicamente (los que nos produzcan intolerancias o alergias, o simplemente los que “no nos sientan bien”).
8. Evitar la falta de higiene, sobre todo en manos, pies y orificios del cuerpo. Tampoco es conveniente “pasarnos de limpios”; un uso excesivo de productos de higiene, sobre todo si no respetan el PH de la piel, puede alterar la flora bacteriana natural de nuestro organismo dejándonos desprotegidos.
9. Hacer ejercicio, pero evitando los esfuerzos excesivos, que nos dejaran agotados y caerán las defensas (ojo por lo tanto a esa moda de ejercicios a tope que dañan más que ayudan).
10. Evitar la polución del aire, agua, etc. Por supuesto, no fumar, e intentar alejarse de los ambientes sobrecargados de humo o mal ventilados.
Dar consejos para mantener en forma nuestro sistema inmunitario, sobre todo ahora que se acerca la época de frio, implica ofrecer también una breve explicación sobre como este llega a dañarse. Antes de que nuestro sistema inmunológico “falle” y suframos un problema de salud, en nuestro organismo han ocurrido otros procesos previos que lo han provocado. En general, antes de llegar a una caida de las defensas, ha habido una descompensación del sistema nervioso y después del endocrino, que si no se tratan a tiempo derivan finalmente en el desequilibrio del sistema inmunitario.
Un proceso de tipo nervioso lo definimos como de corto plazo, porque la reacción de nuestro organismo ante una agresión o desequilibrio de este tipo sucede de un modo inmediato. Si no podemos controlar este proceso, a medio plazo entrará en juego el sistema endocrino con una respuesta hormonal. Y si la situación que ha generado el problema avanza a largo plazo es el sistema inmunitario el que empieza a dar problemas. Nuestras defensas bajarán, pero antes los otros dos sistemas ya nos habían avisado con procesos más ó menos controlables.
Por lo tanto lo lógico es que cuidemos en primer lugar nuestro nuestro sistema nervioso, ya que el sistema inmunitario basa en él su equilibrio. Es difícil que se produzcan caídas de defensas por si mismas, ya que debe haber una predisposición (del corto y medio plazo previamente).