Vamos a empezar «a rehabilitar» la casa por el tejado. En este caso parece el lado más lógico de la construcción puesto que es aquella que está más expuesta a la intemperie y a los efectos del calor, del frio, las heladas, que afectan directamente a los elementos de cobertura, ya sean tejas, pizarras, o chapas. En el caso de las cubiertas de teja, más baratas en su construcción, tenemos quizás más mantenimiento.
Se trata de un material más poroso y más quebradizo que sus colegas. Su porosidad le aporta la capacidad de absorber agua, y por tanto de empaparse provocando aparición de verdín, rotura en forma de escamas debido a las heladas, reblandecimientos… Por una parte dejan de cumplir su función ya que pueden llegar a desprenderse, y por otra parte dejan de verse en buen estado, lo que afea la construcción y empeora la imagen que tenemos del edificio. Es tan importante la conservación de las tejas con la aplicación de los productos adecuados como la aplicación de un limpiador de piedra para fachadas, como el producto «Lipis» de TEAIS.
El mantenimiento del tejado
En los sistemas tradicionales de teja sobre un entablado, muy ventilados, dependemos exclusivamente de las piezas de teja, su integridad y su solape. Para poder conservarlos y no arruinar un sistema que funciona bien cuando se mantiene en buenas condiciones, es importante mantener un ritmo de mantenimiento anual, con la realización de limpiezas anuales, aplicación de hidrofugante – impermeabilizante para tejas, (como referencia de producto recomendaría «Repais tejas» de TEAIS) , y con la sustitución de posibles elementos que se hayan roto.
La falta de mantenimiento provoca en todo caso la rotura final de las piezas, y la consecuente entrada de agua al interior de la construcción, por lo que la estructura tradicional se deteriora. En aquellos casos donde se haya actualizado el sistema de cubierta y exista una barrera impermeable por debajo (una lámina bajo teja o una placa ondulada) el agua no penetra al interior, pero la capa de cobertura queda igualmente para ir directamente a la gestión de residuos…
Mantenimiento de la cubierta de teja
El mantenimiento habitual se compone de dos fases, limpieza y protección de la superficie de las piezas. En el repaso de la cubierta puede suceder que haya que reemplazar algunas piezas. A la hora de pasear sobre la cubierta hay que considerar las medidas de seguridad para los trabajos en altura y con riesgo de caída. Aunque sea para la limpieza superficial con un cepillo, o una visita puntual. En esta fase también se puede aprovechar par aplicar productos fungicidas que permitan la eliminación de microorganismos, verdines, musgos, etc. que se pueden aplicar con sulfatadoras o instrumentos similares.
Cuando la cubierta está limpia de mohos, verdines, y arenas u otros elementos que puedan aparecer, es conveniente renovar su capa impermeable, aplicando un hidrofugante periódicamente, de tal forma que la superficie sea menos porosa y evacúe el agua con más rapidez. Los productos diseñados para la preservación de tejados tienen un efecto hidrofugante y son inocuos para el resto de actividad que pueda haber aguas abajo.
Recuerda que más allá de los canalones tenemos toda una instalación que es importante mantener limpia. Por ese motivo también es vital que toda la superficie que capta agua en nuestra cubierta esté lo más limpia posible, de tal forma que no se produzcan atascos en las bajantes o colectores de saneamiento.