Agencia TSS – Cuando el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) ingresa al organismo, otros virus que permanecían agazapados se preparan para infectar. Primero, el VIH se encarga de despejar el camino, debilita y pone en jaque a las células del sistema inmunológico, que es el ejército defensor del organismo. Es entonces cuando aparecen “oportunistas” como el virus del papiloma humano (HPV, que causa la mayoría de los cánceres anales) y el virus del sarcoma de Kaposi (KSHV), que impregnan las células con su ácido nucleico y las obligan a multiplicarse de manera descontrolada, dando origen a los tumores. Como si el organismo fuera un libro de la colección infantil “Elige tu propia aventura”, siempre hay finales alternativos para esta historia. Los tumores no son los únicos que tienen el poder de ramificación. Como en todo cuento, hay un personaje antagónico: un héroe colectivo que llega al rescate del organismo debilitado. Este personaje también tiene la capacidad de ramificarse, expandirse y crecer. Como un tumor, pero al revés, porque usa ese poder para combatirlo. Ese héroe colectivo está representado por un consorcio internacional de científicos del CONICET, la Fundación Huésped y la Universidad de Miami. Su misión es investigar sobre tumores asociados al VIH y sida (la etapa avanzada de la infección por ese virus), y uno de los objetivos que tienen es armar un repositorio de muestras que permita hacer investigación básica para conocer mejor lo que sucede a nivel molecular, para encontrar nuevos blancos terapéuticos que permitan llegar a tratamientos más efectivos. “El consorcio busca investigar cánceres asociados al sida desde un punto de vista traslacional e integral. En particular, el sarcoma de Kaposi, asociado al virus herpes tipo 8, que se considera una enfermedad marcadora de sida; y el cáncer anal, asociado al virus del HPV, que está teniendo cada vez mayor relevancia”, le dijo a TSS Valeria Fink, médica infectóloga de la Fundación Huésped, una de las cinco instituciones que forman parte del consorcio. Del consorcio también forman parte el Centro de Investigación en Sida y el Sylvester Comprehensive Cancer Center de la Universidad de Miami; el Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME–CONICET); el Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (IFIBYNE, CONICET/UBA); y el Centro de Investigaciones Inmunológicas Básicas y Aplicadas (CINIBA) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP/CONICET). El financiamiento proviene del Instituto Nacional del Cáncer (NCI, por sus siglas en inglés) y la Fundacion Fogarty Internacional, ambos dependientes dependiente de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos. El trabajo apunta especialmente a dos poblaciones de riesgo. Una es la de mujeres transgénero, en las que en nuestro país el VIH tiene una prevalencia del 34%. “Si bien con la Ley de Identidad de Género la situación empezó a cambiar, sigue siendo una población muy excluida en lo que respecta al acceso a la salud”, explicó Fink. La segunda población más afectada por el VIH es la de hombres que tienen sexo con hombres (entre 12% y 15%). “Son las poblaciones con mayor riesgo de adquirir VIH/sida y quienes tienen más probabilidad de padecer los cánceres causados por los virus que estudiamos”, dijo Enrique Mesri, investigador de la Universidad de Miami y el responsable de comenzar la ramificación positiva de esta historia. Ver detalle del trabajo aquí.
Fuente: Agencia TSS