Perdonarte, perdonar.
Abrir tu corazón.
Sanar tu herida profunda.
El dolor ya se ha manifestado, no le temas, intégralo.
Ahora es turno para el Amor.
Riega las semillas
con amoroso cuidado sé constante
emanan de tu corazón abierto, mostrando luz.
El miedo te dejó cojo, ciego y sordo.
Ahora ve con paso firme y determinado, no huyas
porque te animas a descubrir la felicidad
reservada.
La oscuridad se apoderó de ti
destruyendo como un tornado
aunque el amor te estaba sonriendo
y tú incapaz de atenderlo
con tus brazos estirados queriendo evitarlo
quedaste encerrado.
Y los elementos se sonrieron
y el miedo tiraba de tu nariz
atrapada en sus cuerdas.
El grito desgarrado finalmente
empieza a ser escuchado para ti,
asoma lo bello.