Bueno, pues el éxito creo que me pilló por sorpresa. He recibido en pocos meses cientos de preguntas. Y quisiera aquí, en este blog que es personal, hacer un resumen de las mismas.
Es evidente que cuando alguien da el paso de explicarle a un desconocido un problema personal, es porque éste le preocupa. No es algo baladí. Y así me he tomado yo cada una de las preguntas que he recibido. Como algo importante a lo que había que prestarle la máxima atención.
Desgraciadamente, el 70% de las preguntas enviadas lo han sido por adolescentes preocupados por si tienen que hablarle de tal o cual manera al chico/a que le gusta o por si hay alguna manera de enamorar a tal o cual persona o por si el hecho de que dejen de hablarle la persona con la que salen durante más de un mes quiere decir que ya no se quieren. No sé por qué la gente cree que esas son cuestiones para plantearle a un psicólogo
Muchos han escrito, y lo digo en serio, pretendiendo que les explique la forma de obligar a una persona a enamorarse de ellos/as. Algo, al menos, por decirlo respetuosamente, fuera de lugar.
Luego ha habido un 20% aproximadamente que sí han explicado y han preguntado por problemas “serios”: Separación, depresión, relaciones de pareja, problemas de comportamiento de los hijos, TDAH, etc. Estas, evidentemente, ha sido un placer poder atenderlas. Y se han respondido de la forma que creo ha sido la más apropiada: cuando se ha podido aconsejar algo para aplicar en casa, lo he hecho. Cuando ha habido que decirle al consultante “tienes un problema serio, acude a un psicólogo/psiquiatra lo antes posible, pues tu problema no se puede tratar por Internet” también se ha hecho. Y muchas de estas personas volvieron a escribir para agradecer el consejo o la orientación y ese fue el pago más gratificante que recibí.
Finalmente, ha habido un pequeño 10% a los que sí se les ha podido ayudar a través de Internet. Quizás un 10% sea excesivo. Menos aún. Y con un rotundo éxito.
Pero la conclusión a la que quiero llegar es que se han perdido muchas horas rebuscando entre la paja para poder llegar a las personas que realmente se han aprovechado de la poca o mucha ayuda que se les ha podido prestar a través de la red. He perdido mucho tiempo buscando pepitas de oro
Ya dije en otra ocasión que estaba pensando en cobrar una cantidad simbólica por cada pregunta, y así se evitarían muchas que no son preocupantes para el que quiere utilizar el servicio, es decir, las de todos aquellos que por preguntar cosas obvias o inapropiadas no están dispuestos a gastarse 5, 6, ó 10 euros. Ya trabajé una vez en un sitio de estos, de los llamados de “expertos”. Lo dejé a los pocos meses, porque aunque se ganaba algo de dinero, mi conciencia no me permitió aguantar. No es ético que una supuesta psicóloga (era sudamericana por su forma de expresarse y no ofrecía información sobre si estaba colegiada o no) haga creer a los consultantes que, ante depresiones graves, lo mejor es hacerle a ella preguntas diarias (previo pago, claro) en lugar de acudir al especialista más cercano. Internet, hoy en día, no puede sustituir, en casos graves, a la percepción, empatía y apoyo que ofrece una persona real experta en estos temas. No nos engañemos. Está bien para dejar de fumar, salir de algún bache emocional, resolver algún problema puntual… pero para cuestiones graves, lo único que se puede decir es “acude corriendo a pedir ayuda”. Nada más.
No sé que haré. Me voy a dar un tiempo. Estoy muy implicado en otros asuntos y también necesito desconectar, tener un tiempo de relax. Descontaminarme. Soy consciente de que me gustaría hacer muchas cosas y que siempre se ha de renunciar a algo. Todo no puede ser. Pero sí que es verdad que el ver como alguien que estaba hundido y que había renunciado ya a todo, gracias a tu ayuda, finalmente rehace su vida y sale adelante, engancha. Es una droga muy poderosa, que hace que cada vez quieras más. Y como adicto que soy, no estoy dispuesto a renunciar por las buenas.