Así como a las mujeres se les aconseja consumir buenas cantidades de ácido fólico en la época de la concepción y durante el embarazo temprano, una nueva investigación sugiere que otro nutriente muy similar algún día podría merecer un lugar en la lista de las recomendaciones del obstetra.
Consumir mayores cantidades de colina – un nutriente que se encuentra en los huevos y la carne – durante el embarazo puede reducir la vulnerabilidad de un niño a las enfermedades relacionadas con el estrés, tales como los trastornos de salud mental, y condiciones crónicas, como la hipertensión, más adelante en la vida.
En las etapas tempranas de un estudio, científicos de nutrición y obstetras en la Universidad de Cornell y la Universidad de Rochester Medical Center encontraron que un consumo mayor de las cantidades normales de colina en la dieta durante el embarazo cambia los marcadores epigenéticos – modificaciones en nuestro ADN que indican a los genes activarse o no, ejercer gran influencia o mantener una actividad baja – en el feto. Aunque los marcadores epigenéticos no cambian nuestros genes, dejan una huella permanente dictando el destino: Si un gen no se expresa – o enciende – es como si no existiera.
El hallazgo fue especialmente emocionante cuando los investigadores descubrieron que los marcadores afectados fueron los que regulan el eje hipotálamo-pituitario-adrenal o HPA, que controla prácticamente toda la actividad de las hormonas en el cuerpo, incluyendo la producción de la hormona cortisol que refleja nuestra respuesta al estrés y regula nuestro metabolismo, entre otras cosas.
Más colina en la dieta de la madre llevó a un eje HPA más estable y menos cortisol en el feto. Al igual que con muchos aspectos de nuestra salud, la estabilidad es algo muy bueno.