El trabajo preventivo del medico de familia, el farmacéutico y el compromiso ciudadano con la propia salud pueden hacer casi milagros en la lucha contra las enfermedades cardiovasculares, que siguen siendo la primera causa de muerte en España, y especialmente contra uno de sus principales factores de riesgo, la hipertensión arterial (HTA). La simple actuación contra la HTA permitiría reducir en un 40% la incidencia de ictus o ataque cerebral (el 70% de quienes lo sufren son hipertensos), que es el principal motivo de fallecimiento de las españolas y el segundo en los varones. Y prueba de ello es que el mejor manejo de ese problema ha salvado ya al menos 20.000 vidas en la última década. Podrían ser muchas más.
El dato lo aportaba Nieves Martell, presidenta de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial, con motivo del Día Mundial de la Hipertensión que se celebró el martes. Y la celebración, hoy jueves, del Día Mundial de la Medicina de Familia le da un valor añadido en clave preventiva. Porque, como alertaba Pilar Mazón, responsable de la Sección de HTA de la Sociedad Española de Cardiología, casi cuatro millones de los once millones de personas afectadas en nuestro país (el 40% de la población adulta) “ni lo saben”. Y no lo saben, remarcaba Martell, “porque no hemos llegado a tomarles la tensión”.
Lo peor es que esa ignorancia deja vía libre a un enemigo peligroso y silencioso que, en palabras de Mazón, “no da síntomas, pero va dañando el corazón, el cerebro y el riñón”, hasta dejar una masiva secuela de infartos de miocardio e insuficiencia cardíaca, de ictus y de insuficiencia renal. De hecho, la HTA aparece como antecedente en nueve de cada diez cardiopatías isquémicas y en similar proporción de casos de insuficiencia cardíaca. Estos datos acentúan la necesidad de una acción preventiva urgente y rigurosa, máxime cuando, como advirtió la experta, “prácticamente el 80% de la población tiene algún factor de riesgo”. La buena noticia es que gran parte de esos peligros -alimentación inadecuada, exceso de peso, sedentarismo, colesterol alto, abuso del alcohol- son modificables. Ahí entra en juego el compromiso conjunto de médicos y usuarios del Sistema Nacional de Salud, que en la HTA empieza por hacer realidad el lema del Día Mundial de este año, “Conozca sus cifras de tensión arterial”. Hay que tomársela “como mínimo una vez al año”, sugiere Martell, y si supera los parámetros 140-90, consultar al médico de familia para que aconseje la estrategia a seguir. La receta inmediata es sabida, dieta equilibrada y ejercicio, claves para cimentar un estilo de vida saludable y combatir la obesidad, que es “un factor de riesgo independiente” para la hipertensión, ya que la mitad de hipertensos son obesos y el 60% de estos tiene HTA. Olga González Albarrán, endocrina del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, acompaña estos datos de una rotunda advertencia contra las dietas milagro, con las que “hay que tener especial cuidado en pacientes de riesgo cardiovascular”. Y sugiere varios “consejos sencillos para una vida cardiosaludable”, empezando por “pactar objetivos realistas (bajar un 10-15% el peso) con los pacientes de alto riesgo” para que sean alcanzables, “distribuir la ingesta en cuatro o cinco veces en el día” sin superar las 1.500 calorías, “planificar las comidas con su horario fijo” o “beber 1,5 a 2 litros de agua” con su efecto saciante. Basta con “pesarse cada una o dos semanas”, conviene “evitar ciertos alimentos” (bebidas azucaradas y las grasas saturadas de fritos, rebozados y salsas), y hay que “hacer ejercicio físico saludable”, como caminar 30 ó 40 minutos al día y recorrer cuatro kilómetros, porque “no se trata de ir viendo escaparates”.
Además, como está haciendo la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) con su Aula Integral de Formación Cardiovascular, la medicina de familia puede jugar un papel clave en la detección de lesiones subclínicas de órganos para facilitar el diagnóstico precoz.