Convivir con insectos. La carga social de la patología debida a insectos

Por Pedsocial @Pedsocial

Los insectos, esos ubicuos artrópodos, estaban en el mundo mucho antes de que apreciese el hombre y muy probablemente seguirán aquí cuando nos extingamos. Haber llegado después nos condiciona al adaptarnos a convivir con ellos. Varias de los millones de especies que existen crean problemas diversos en los humanos y, por lo que respecta a este blog, en los niños.

Los efectos de las picaduras y las lesiones locales que originan pueden además causar enfermedades infecciosas ya que los insectos actúan como vectores de agentes infecciosos diversos como las bacterias y los virus.

Ocurre, sin embargo, que no afectan por igual a todo el mundo. Obviamente en diferentes zonas geográficas la prevalencia de unas especies y las patologías que originan son diversas. Tan es así que algunas de las infecciones reciben el nombre del lugar geográfico donde se dieron con mayor intensidad, como la Fiebre del Valle del Nilo o la Fiebre Manchada de las Montañas Rocosas.

Algunas de las infecciones vehiculadas por atrópodos se localizan en lugares donde se dan las condiciones de clima que favorece la vida de los insectos pero, y sobretodo, en zonas donde la pobreza no ha permitido acciones que impidan la trasmisión de las infecciones. Tal es el caso de la enfermedad parasitaria más mortal conocida que es la malaria, causante de millones de infectados y muertes cada año especialmente en paises tropicales. En paises tropicales pobres, porque en los ricos no sucede así. Se puede recordar que los últimos casos de malaria autóctona en España datan de los años 40 del pasado siglo. La desecación y desinsectación de charcas y pantanos acabó con los mosquitos como reservorio.

Otras enfermedades producidas por agentes trasmitidos por insectos se dan más facilmente entre la población menos favorecida o menos protegida, como puede ser la que habita en el medio rural.

Pero una cosa tan común como las picaduras de mosquitos tiene diferentes consecuencias segun el medio familiar. Cuando las condiciones de higiene son precarias, algo tan simple puede con facilidad infectarse secundariamente, lo que se conoce como impétigo, en el que los cocos patógenos de la piel infectan las lesiones de rascado. Con la llegada de los meses de verano la incidencia del impétigo aumenta pero, sobretodo, entre la población socialmente menos favorecida de manera notable. Un factor añadido es el período vacacional, cuando se pierde la vigilancia que, mal o bien, ejercen los maestros y educadores.

Todavía hay mucha población infantil que no disfruta de niveles de higiene adecuados. Los que tiene a su cargo la salud de los niños deben ser conscientes de que las deficiencias sociales inciden en la extensión de enfermedades vehiculadas por insectos y promover las medidas de higiene elementales necesarias para evitarlas.

X. Allue (Editor)