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Fue ventilarlo y entender que debía hacer algo, más que nada por sentirme menos estafado, y como mis únicas armas eran y siguen siendo las palabras, con ellas luché. Claro que de nada sirve pelear contra un fantasma, pero de eso os hablaré más abajo. Ahora admirad estas cubiertas y luego comparad con la bazofia de arriba.
Si esto fuera un Querida editorial, ViaMagna no tendría calle para correr, porque no contenta con maltratar sus compras en vida, ahora resulta que ha puesto pies en polvorosa sin hacer los deberes como Dios manda. Vamos, que se ha esfumado sin entregar liquidaciones siquiera. En cuanto a nuestra corona, como era de esperar, después del desastroso trabajo editorial y la posterior ignorancia del lector, ahora evidentemente ha sido descatalogada, así que es momento de que algún sello juvenil decente nos dé la alegría. O me dé la alegría, porque ni siquiera estoy seguro de que alguien más haya tenido tiempo y ganas de probar esta fabulosa historia.