Correr sí, pero en su justa medida

Por Sportfactor @sportfactor

El running, un deporte saludable y beneficioso, puede llegar a ser un problema si se convierte en una obsesión. Correr aporta bienestar físico y psicológico, además de ser un arma de socialización muy potente. De ahí que genere tanta adicción.

Pese a ello, un entrenamiento diario puede llevar a una mejora si aprendemos a aumentar de forma gradual las distancias que recorremos. Del mismo modo, mejorará nuestra capacidad aeróbica, así como aminorará la ansiedad de aquellos que ya no saben estar un día sin correr.

Ahora bien, deben tenerse en cuenta riesgos como el sobreentrenamiento, algo que impide la recuperación de músculos y articulaciones además de causar agotamiento tanto físico como mental. Y, por supuesto, hay que evitar a toda costa que salir a correr se convierta en una obligación que nos aísle del mundo y nos evite hacer otros planes, más que nada porque eso puede suponer una desmotivación. La otra pega es la habitual del exceso: cuanto más corramos, más probabilidades de lesión tendremos.

Teniendo en cuenta que un corredor al uso impacta contra el suelo una media de 300 veces por kilómetro, es primordial partir de esa premisa para construir una rutina óptima. Mientras corremos, las articulaciones inferiores se ven muy exigidas, especialmente sobre asfalto. Por eso, todos aquellos aficionados a esta práctica, especialmente los mayores de 35 años, deben ser cautelosos con el abuso de este deporte. Salir a correr por la ciudad 2 ó 3 veces a la semana es perfecto para el organismo. Ahora bien, por todo lo expuesto anteriormente, hacerlo seis o siete días a la semana puede ser fatal para caderas, rodillas y tobillos, que no se recuperarán de forma adecuada después de cada sesión.

Después está el afán por adelgazar corriendo. Dado que el cuerpo es sabio y aprende a rentabilizar esfuerzos y energías cuando se acostumbra a una rutina, es importante aumentar la intensidad en alguna fase del entrenamiento para que repercuta en nuestro peso.

Otro método es dividir el tiempo en dos sesiones diarias lo cual comportará dos elevaciones metabólicas y eliminaremos más. Importante también es descansar siete u ocho horas diarias para favorecer la eliminación de líquidos. Tampoco hay que olvidar lo importante que es la ingesta de verduras o legumbres, que inducen al organismo a quemar grasas. La técnica de respiración es otro a factor a tener en cuenta.

Por último, si realmente queremos correr todos los días, deberemos planificar bien los días de entrenamiento, combinando jornadas suaves con otras más intensas. Hay que aprender, sobre todo, a administrar los descansos. Y tener todo bajo control: es clave conocer todo lo que nos rodea y a nosotros mismos en esto del running.

Otra cosa clave es fijarse metas dentro de la preparación, así como encontrar momentos para realizar actividades de asueto. Asimismo, un descanso, alimentación e hidratación acordes con la intensidad del entrenamiento nos harán ganar mucho terreno.

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