¿Corte de digestión?: mejor hablamos de hidrocución

Por Mariajosehe @Herraiz_MJ

Desde nuestra más tierna infancia (los que ya tenemos una edad) todos hemos oído hablar del tan temido corte de digestión y sus horribles efectos, que podían llevarte hasta la muerte en caso de que osaras meter un pie en el agua, da igual que fuera piscina, río o mar, si no habían pasado más de 2 horas desde tu última ingesta (comida).

Los padres nos dejaban estar a pleno sol sin protección solar (porque no existía) y, en el mejor de los casos, te ponían un poco de “Nivea” para hidratarte la piel, y te dejaban ahí expuesto horas y horas hasta que acabaras la digestión para poder entrar en el agua y refrescarte un poco, que digo yo, que cómo no había más “golpes de calor” en aquellos años…

La noche la pasábamos envueltos en toallas mojadas con agua y vinagre para aliviar las quemaduras de 1º grado que presentaban nuestros hombros y espalda.

¿Pero el corte de digestión existe o no existe?

Como tal la respuesta es NO. Nuestra digestión sigue su curso te expongas al sol o estés a la sombra, te bañes o no te bañes.

De lo que sí que hemos de prevenirnos es de los cambios bruscos de temperatura que puede sufrir nuestro cuerpo al pasar de estar tomando el sol a entrar en contacto con el agua fría, y esto sí que podría llevarnos a la muerte por parada cardiorespiratoria y lo que habríamos sufrido no sería un corte de digestión sino un síndrome de hidrocución, un síncope o una hidrocución (los tres términos son sinónimos).

En la hidrocución nos podemos encontrar con síntomas como palidez, náuseas, mareo, cefalea, vómitos, visión borrosa, zumbido de oídos…, pudiendo llegar a la pérdida de conocimiento (síncope) y, en el caso de que nadie acudiera en nuestra ayuda, podría acabar en una muerte por ahogamiento.

En otros casos los síntomas son más graves debido a que el contacto con el agua provoca una vasoconstricción en la circulación superficial y una disminución de la frecuencia cardiaca (reflejo de inmersión) que provocará un estímulo del reflejo vagal, dando como resultado una parada cardíorespiratoria que llevará a una muerte súbita (en este caso no habrá ahogamiento, es decir, no entrará agua en los pulmones).

Factores de riesgo para la hidrocución:

• Tomar el sol durante mucho tiempo (que puede llevar a una insolación).

• Realizar ejercicio intenso e inmediatamente zambullirse en el agua.

• Hacer una comida copiosa (de aquí viene la creencia de que se trata de un corte de digestión), que favorecerá que la circulación sanguínea se concentré más en el aparato digestivo y, como consecuencia, llegue en menor grado a nuestro cerebro, lo que podemos comprobar fácilmente por el estado de somnolencia que le acompaña.

• Entrar rápidamente en el agua (por el cambio brusco de temperatura corporal a la que sometemos a nuestro organismo).

• Tomar psicofármacos, bien bajo tratamiento médico o bien por drogadicción.

• Sufrir un traumatismo previo a la entrada en el agua, por ejemplo al tirarse desde gran altura y no caer en una buena posición.

¿Cómo evitar la hidrocución?

Evitando todos los factores de riesgo que acabo de mencionar y el más importante: hacer una entrada progresiva en el agua, para que nuestro cuerpo vaya disminuyendo su temperatura acercándose a la del agua en la que nos vamos a bañar; esto lo podemos conseguir permaneciendo un rato con los pies dentro del agua, mientras vamos mojando a la vez diferentes partes de nuestro cuerpo.

Espero que después de leer este post no volváis a hablar de “corte de digestión” si no de hidrocución y por supuesto que sepáis como evitarlo, para disfrutar plenamente de un buen baño en el mar, en el río, en la piscina…