Estoy empezando a creer que existen los mundos paralelos, y no sólo eso, sino que yo vivo en uno. En mi mundo hay gente morena, rubia, alta, baja, con pecas, con celulitis, de mal humor por las mañanas… Y luego está el mundo yupi, ese en el que las chicas perfectas hacen la operación bikini comiendo cereales y los tíos musculosos están así porque beben refrescos de cola a las once y media en su pausa entre ladrillo y ladrillo. En este mundo de luz y de color viven los publicistas de los anuncios de televisión. Y los encargados de diseñar las cubiertas de los libros juveniles. Y también los que realizan los cástines para algunas películas y series de televisión.
Seamos serios, ¿de verdad cuela Mario Casas como adolescente en las películas de A tres metros sobre el cielo o Tengo ganas de ti, basadas en los libros homónimos de Federico Moccia? Aunque éste no es el único caso que da al ojo. Alex Pettyfer interpretó a Cuatro en la adaptación de Soy el número cuatro cuando tenía veinte primaveras, mientras que su personaje en el libro tenía diecisiete años. De igual manera, los actores protagonistas de Los juegos del hambre, Jennifer Lawrence y Josh
Hay quienes justifican la elección de actores mayores que los personajes a los que dan vida porque sus cuerpos ya están “hechos”, porque no van a cambiar tanto como lo harían los de unos quinceañeros a lo largo de toda una saga de películas, por ejemplo. Sin embargo, precisamente en eso consiste el juego: ¿no sería mejor, o más realista, que pudiéramos apreciar tanto la evolución psicológica como física de esos personajes a los que representan? En esto las películas de Harry Potter brillaron: a medida que los libros se sucedían, Harry, Hermione y Ron cambiaban por dentro y por fuera, y al escoger a actores de su misma edad, pudimos apreciar en ellos esos mismos cambios.
En el caso de los modelos de cubiertas de libros también encontramos siempre una de cal y otra de arena: cubiertas in-creíbles como las de Tentada o Amenazados (primera imagen a la izquierda), y cubiertas creíbles (¡que no sosas ni aburridas!) como las de Camino entre la niebla o Just listen (imagen de la derecha).
Por experiencia, puedo aseguraros que la perfección no existe… y menos mal, porque vivir al lado de alguien 100% perfecto tiene que ser insoportable. Claro que, como dice la famosa frase, ”si la juventud es un defecto, es un defecto que se cura demasiado pronto”.