El domingo es el día de la madre, y aunque mucha gente piense que el día de la madre es todo el año, con lo que estoy perfectamente de acuerdo, y que es un invento consumista, a mi personalmente no me puede hacer más ilusión. Me gusta que haya un día en el calendario para celebrar el día de las mamis. Sí, porque nos merecemos nuestro día. Cada mujer libra día a día su propia batalla para ser la mejor madre haciendo verdaderos tetris.Desde que he sido mami, me ha cambiado la manera de ver el mundo, y he aprendido tantas y tantas cosas. Me resulta increíble, como seres tan pequeños nos pueden enseñar tanto.
He aprendido que soy capaz de hacer magia, sí magia pero de la buena no os vayáis a creer eh?. Me parece increíble como tenemos la capacidad de traer al mundo a seres perfectos y diminutos en tan sólo 40 semanas. Y una vez, te conviertes en madre, todo cambia y empiezas a hacer más magia sin apenas darte cuenta. Sí, eres capaz de pasar noches y noches en vela con tu bebé en brazos porque sólo tu brazo le calma. Por ejemplo, soy capaz de hacer la comida, controlar que Anao no se mate mientras la tengo encima de la mesa centro del comedor y guardar la compra, todo a la vez, ¿es magia o no es magia?. Y como ésta, las mamis somos capaces de hacer mil cosas más y todas a la vez.
He aprendido a vivir con muchísimas menos cosas. Me he dado cuenta, que no se necesita mucho para vivir. Estar alimentado, atendido, y sobre todo querido, es necesario para ser feliz día a día. Todos las cosas que creo que Ana necesita, no son más que caprichos que yo me invento para ella. Porque ella en realidad, no los necesita, con que me siente con ella a jugar en el suelo tiene suficiente.
Toneladas de paciencia, porque aunque tengas al mejor hijo o hija del mundo, todas las madres aprendemos a tener toneladas de paciencia, para las rabietas "porque sí", a las noches de desvelos y juergas o cuando el cansancio y sueño se apodera de ellos y no pueden dormir. He aprendido, a respirar hondo y no ser "madre drama", Ana está aprendiendo cada día y eso requiere su tiempo.
He aprendido a priorizar, saber qué es lo realmente importante, todo lo demás puede esperar. Aunque me empeñe en ser una súper woman, he aprendido que no se llega a todo, que al final del día hay que hacer balance y sentirse orgullosa de lo que he sido capaz de hacer.
A aprovechar el tiempo que tengo para mí, es increíble, la cantidad de cosas que puedo llegar a hacer en una hora antes de que se despierte mi pequeña. Ahora también más que nunca, valoro los pocos ratos que tengo para mí. Son un verdadero regalo. Poderme duchar con la puerta cerrada, ver un capítulo de Sexo en Nueva York o mirar una revista, se han convertido en grandes placeres en los últimos 18 meses.
Ahora mi espacio es su espacio también, sí, aunque intento buscar algún ratito para mí al día. Normalmente, suele ser cuando me limpio la cara antes de acostarme. Aprovecho esos minutos para respirar y disfrutar del silencio y la soledad. Me he dado cuenta, que mi espacio ahora es compartido, si cocino, la cocina es un sitio para dos, para mi sitio de hacer la comida y para ella es un sitio de recreo. Las patatas, cebollas y servilletas pueden ser los mejores compañeros de juego. Mi sitio de trabajo, tampoco es mío, ahora es compartido, es un todo en uno, donde trabaja mamá y Ana juega. Y así, con todo.
Si me preguntáis por un regalo para mami, os diré que cualquier cosa nos hace ilusión, desde un pequeño capricho sólo para nosotras, hasta un ramo de flores del parque. Cualquier cosa, que se haga con cariño nos hará ilusión, no necesitamos grandes cosas ;-)
Un beso muy fuerte y feliz fin de semana :-)))Ana
Fotos vía Pinterest