Con 76 años a cumplir en este 2011, la obra de Carl Andre representa la máxima expresión del minimalismo surgido durante los sesenta, por encima de colegas como Donald Judd, Dan Flavin o Anne Truitt. Sus formas (con facilidad para expresarse horizontalmente) y materiales (granito, madera, ladrillos y metales industriales) han hecho de su estilo un ejercicio de radical simplismo que funciona por igual a nivel escultórico como en sus destacadas instalaciones al aire libre. Pero, como bien refleja “Things in their elements”, Andre es más que un artista plástico o un explorador de conceptos mínimos, también ha sabido moverse por terrenos cercanos como la poesía en su libro de 1980 12 Dialogs.
Y aunque siga fiel a su hermetismo social (rara vez habla en público o se deja grabar), la presente década ha comenzado bien para Andre, porque, aparte de este volumen, en 2013 gozará de una merecida retrospectiva en la neoyorkina Dia:Beacon tras décadas sin una buena individual (como una exposición en el Guggenheim que data de 1970, casi al comienzo de su carrera). Eso explicaría el esfuerzo promocional que está haciendo del presente libro, donde encontramos, aparte de un creador más asequible de lo que parece, algunas conclusiones rotundas sobre su trabajo, como “haber encontrado un conjunto de soluciones a un conjunto de problemas dentro de la escultura, y, a partir de ahí, haber trabajado dentro de esos parámetros”.
Así, aparte de la virtud de sus páginas a color, dentro de “Things in their elements” encontraremos una monografía del artista, fotografías de su estudio y de variadas instalaciones a lo largo de su carrera, una exploración a fondo de su poesía, y bocetos y textos nunca antes publicados. En total, 256 páginas que resumen la grandeza de un creador que ha sobrevivido a las críticas, a las polémicas y que, en el atardecer de su vida, se ha ganado con creces este reconocimiento.