Ayer, mientras llenaba la forma migratoria en mi vuelo de regreso desde Colombia, se me ocurrió por curiosidad checar cuando vencía mi pasaporte. No tenía idea pero algo me decía que pronto tocaría ya renovarlo. Para mi tranquilidad, al checar noté que vence hasta noviembre del 2017, más de un año de vigencia aún.
Se me vino a la mente como fue que había tramitado ese pasaporte y cual había sido la razón. Recordé el día exacto y los por menores… En aquél entonces, noviembre del 2007, me encontraba trabajando para una compañía en Minatitlán. Un día, el dueño de dicha compañía mandó a solicitar al área en la que yo laboraba a un trabajador que supiera hablar inglés fluidamente y que contara con visa americana vigente, ya que viajaría a Miami para cerrar un contrato con una empresa americana y requería de un traductor con conocimientos de la empresa y los servicios que prestábamos.
La buena noticia; yo era el único que cumplía con el perfil, la mala; mi pasaporte estaba vencido. Pero era tal la urgencia que me mandó en ese momento con viáticos pagados a Veracruz, para recoger mi pasaporte anterior y juntar todos mis documentos que requería para poder tramitar la renovación, y así poder estar al día siguiente a primera hora en Xalapa, ya que ahí me lo entregaban el mismo día.
Paréntesis… Para mí el simple hecho de ausentarme de la rutina de la oficina un día y medio ya traía síntomas de felicidad y desestrés, pero además quienes me conocen saben que una de las cosas que más disfruto en la vida es viajar, así que en ese momento mi emoción era enorme, sin importar que fuese por trabajo. Además me emocionaba aún más por que precisamente Miami había sido el último viaje que había hecho con mi papá un año antes de su fallecimiento y traía grandes memorias. Recuerdo que camino a Xalapa me puse a revisar mi pasaporte vencido y que en todo el pasaporte había solamente 5 viajes marcados, de los cuales 2 habían sido por motivos de estudio.
¿Solo 5 viajes siendo una de las cosas que más me gusta hacer? Me sentí como mal, y ese día decidí que mi próximo pasaporte estaría lleno de sellos por tantos viajes que realizara. No tenía idea en ese momento como lo haría, mi trabajo era de lo mas esclavizante y no veía síntomas positivos para cumplir esa meta, pero yo puse bien claro en mi mente y deseé con todas las fuerzas que mi próximo pasaporte no estaría así de escuálido de sellos.
Bueno, y si estás pensando que por el simple hecho de desearlo las cosas sucedieron como por arte de magia te equivocas, de hecho comenzaron con el pié izquierdo. El viaje a Miami se canceló por que las negociaciones se cayeron. Lo que restó del 2007 no hice un solo viaje. Todo el 2008, tampoco hubo un solo sello en mi pasaporte y eso me llenaba de frustración.
El primer sello llegó hasta casi finales del 2009, derivado de una decisión que había tomado un año antes. Pero ayer hojeando mi pasaporte me di cuenta que tiene mas sellos de los que pensé que tendría. Por supuesto que esto no significa que todo haya sido miel sobre hojuelas, detrás de ello hubo mucho trabajo, sacrificios, esfuerzo, pero lo mas importante, UNA DECISIÓN, todo nació por tomar una decisión que en un principio trajo dolor y críticas.
Sin embargo aprendí que si quieres cambios en tu vida, primero debes estar dispuesto a cambiar TÚ y así poder generar esos cambios. Si quieres crecimiento en tu vida, primero debes estar dispuesto a crecer TÚ. Nada que realmente vale la pena en la vida llega sin dar algo a cambio.
Tal vez pienses que todo esto es lógico, que principios como el Deseo Ardiente se mencionan en libros como “Piense y Hágase Rico” de Napoleon Hill, sin embargo en aquél momento no lo sabía, de hecho con vergüenza te confieso que en aquél entonces creo que el único libro completo que había leído era “El Principito” y porque me lo exigieron en una clase de la escuela, pero mi deseo por viajar era grande y ardiente, aun sin saber que es un principio básico para lograr todo lo que deseamos.
Hoy, estoy contento mas no satisfecho. Y así como en noviembre del 2007 me propuse aquello, ayer en mi vuelo desde Colombia puse en mi mente y mi corazón nuevos propósitos, más grandes y con mayores significados. Esta vez ya no es solo viajar a más países, sino además poder dejar valor en aquellos que se crucen en mi vida, poder dejar un legado y mi granito de arena para que cuando deje este mundo sea mejor que cuando llegué.
Si aun continuas leyendo, quiero que sepas que mi intención de compartir todo esto no es para que suene “bonito”, ni mucho menos para presumir, el motivo por lo que comparto esto contigo, que se eres de los pocos que continúa leyendo, es para probarte que no importa que tan adversa o desfavorable sea la situación que estás pasando en este momento, si tu deseo es lo suficientemente ardiente y grande, y estás dispuesto a pagar el precio por conseguirlo, lo puedes hacer.
Que cuando tienes claro tu “porque” el “como” lo vas encontrando en el camino siempre y cuando estés abierto a las oportunidades y los cambios. Los cambios duelen, la gente habla, y no todos están dispuestos a dejar su zona de confort y pagar ese precio. Pero si tu sí lo estás y tu deseo es ardiente, te puedo decir con el corazón en la mano que puedes lograr lo que te propongas.
Cree en lo que amas, cree en lo que te mueve, cree en lo que te apasiona y ve tras ello, pero lo mas importante, CREE EN TI, nunca dudes ni un instante de tu capacidad, y el día que menos te lo esperes, esos sueños estarán arrodillados ante ti, y los verás tan pequeños que no te acordarás que hubo un momento que los viste inalcanzables, y en ese momento, irás tras sueños más grandes, por que amigo, de eso se trata la vida, de ir cada vez por sueños mas grandes y nunca perder el hambre por crecer, por que no morimos en el instante que dejamos de respirar, morimos en el instante que dejamos de luchar por nuestros sueños. Con cariño para TI… Andrés.
Fuente: Artículo de mi amigo Andres Sutton, publicado en su página de Facebook