De los siete pecados capitales, parece ser que la envidia es nuestra debilidad. Nada de fútbol, en España la envidia o, ‘tristeza por el bien ajeno’, dicen ser el deporte nacional.
En una entrevista publicada hace un par de días en el periódico digital 20Minutos.es, Christian Gálvez así lo manifestaba en relación a las críticas que su faceta de escritor suscita en determinados sectores del mundo literario.
Dice el presentador-escritor o escritor-presentador, ‘tanto da que da lo mismo’: “Vivimos en un país donde la envidia es el deporte nacional, y a mucha gente le frena a la hora de comprar un libro que esté firmado por uno de los mal llamados escritores mediáticos”. Añade también refiriéndose a ciertos escritores consolidados (y supongo que solo se dedican a eso, a escribir): “Dicen que no somo escritores sino intrusos advenedizos…”
Transcribo el mismo razonamiento con que argumenta el escritor su defensa ante semejantes críticas: “La gente no es tonta, y puede que la exposición mediática ayude a vender ese primer libro, pero sino le das lo que buscan, no compran más”.
Cinco libros lleva el escritor en su haber. El último, Matar a Leonardo da Vinci está presente en toda librería que se precie como uno de los títulos del momento. En la Feria del Libro de Madrid, donde tiene previsto firmar sus ejemplares en los próximos días, seguro que será uno de los autores que más grandes colas genere.
Muchas veces hemos hablado en el blog de Imosver de la capacidad, facultad o habilidad de ciertos artistas para compaginar varias actividades diferentes, creativas o no. Al mismo Leonardo, del que Christian habla en su último libro lo recogen los anales de la historia como ‘profesional’ en tareas tan dispares como la arquitectura, la botánica, la escritura, la música o la anatomía.
Si Leonardo hubiese vivido en nuestros días, a lo mejor también despuntaría como…no sé…estrella de la televisión…
¿Es la envidia nuestro deporte nacional?