Los días fríos o destemplados son ideales para tomar una crema de calabacín con un toque alimonado por el jengibre.
El jengibre es un rizoma subterráneo cuyo origen es indoeuropeo. En sánscrito se le llamaba singavera, que significaba «cuerpo de cuerno». Su olor es muy característico. Las propiedades que le destacan son: estimulante para el sistema circulatorio y para el digestivo. Como es una raíz muy olorosa no se puede poner mucha cantidad en una comida porque puede anular a otros sabores, pero un toque de jengibre nos hará recordar platos asiáticos.
Ingredientes para la crema
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- 1 calabacín
- 2 dientes de ajo
- 2 patatas pequeñas
- 1 trozo pequeño de jengibre
- 1 caldo de verduras bio
- Agua
- Sal y pimienta al gusto
Ingredientes para las tostas
- 4 rebanadas de pan rústico
- 1 diente de ajo
- Orégano
- Aceite de oliva
- Queso edam o emmental rallado
Preparación de las tostas
Preparación de la crema
En una cacerola colocamos el aceite de oliva con los dientes ajo. Los doramos a fuego lento. Lavamos los calabacines, los pelamos y los cortamos en rodajas. Lo mismo hacemos con las patatas y el jengibre. Mezclamos las verduras con el ajo y dejamos que ellas se rehoguen suavemente. Vertimos el agua sobre la mezcla hasta que la cubra y agregamos un poco más (esto depende si queremos una crema espesa o más líquida). Agregamos el cubito de verduras con la sal y la pimienta.
Cocemos las verduras hasta que estén bien tiernas. Una vez listas las quitas del fuego y con un batidor preparamos la crema. Probamos el sabor para ver si le hace falta de sal, pimienta agua. Emplatamos la crema, la rociamos con aceite y pimienta negra. La acompañamos con las tostas.