No me importa en qué forma
ni como, ni donde, pero junto a ti.
Toda una vida te estaría mimando
te estaría cuidando como cuido mi vida
que la vivo por ti.
No me cansaría de decirte siempre,
pero siempre, siempre….Quizás porque ésta canción siempre me la cantaba mi madre, (las canciones de Antonio Machín se las sabía absolutamente todas) yo también se las he cantado a mis hijos.
Qué madre no mima, no cuida a los hijos en todos los sentidos…pero es en la alimentación infantil, en sus primeros platos donde más hincapié hemos hecho, aunque bien por falta de tiempo, por comodidad o modernidad, pienso que se ha usado en demasía los famosos “potitos” para alimentar a los bebés. Mi madre, en ése aspecto solía decir: Hay madres y madrecitas….u algunas madres “mú apretás”, como tú.
Ella nos dejó, cuando mi hijo aún no había cumplido los dos años y medio, no pudo disfrutar de su niñez y no pudo conocer a mi hija, que tanto se parece físicamente a ella.
Líbreme de hablar mal o de criticar a las mamás que alimentan a sus hijos con comida prefabricada o precocinada, no lo digo con ánimo de ofender, ni mucho menos, pero sí quiero decir que nunca, nunca he estado de acuerdo con ése tipo de alimentación.
Quienes conocen mi cocina, quienes la han visitado durante estos casi seis años, saben que no soy de “cremas”, que no suelo consumir personalmente comidas “pasadas” (me imagino que el llamarlas así, sería porque había que “pasarlas” por un pasa-purés); pero he de reconocer que éste método, con las comidas normales y corrientes, los primeros platos, purés o cremas siempre se los he preparado a mis hijos.
Algunas veces, echando la vista atrás, siento vergüenza cuando recuerdo que cuando salía con mis hijos, y ya no muy pequeños, siempre les preparaba sus comidas en una especie de plato-tartera-termo que podía transportar fácilmente manteniéndola caliente.
Esos primeros platos de verduras, de carne, de pescado que degustaron mis hijos estaban preparados con mimo, como me gustaría seguir toda la vida, cuidándolos y mimándolos….en Mi cocina.
En ésta ocasión, éste puré no lo he preparado para ellos, ya no quieren purés, ni cremas….pero sí que lo hice para los mayores, toda una delicia, rico, rico y realmente contundente.
Es fácil cocinar, y no se necesita mucho tiempo para preparar éste plato, bien para los crios o para los menos crios, los mayores, no desechando ciertos productos que aunque parezca mentira ayudan a conseguir unos magníficos resultados…les animo a probarla.
¿Cómo la hice?
Ingredientes:
Aproveché dos magníficos huesos de jamón (sí, ésa pata de jamón ibérico que solemos comprar en Málaga en invierno (en verano un jamón en la cocina con las calores…como que no), bien de cara a las Navidades y que después se suele tirar (mi marido me las corta y las guardo en el congelador).
Cuando cada Sábado voy al Mercado Central, al precioso mercado de Atarazanas malagueño a realizar la compra de la carne para toda la semana (al igual que el pescado nunca lo congelo, la carne sí), mi carnicero “Federico”, corta en la máquina para mi puchero los huesos de ternera frescos, con su tuétano….así que para éste caldo, un espectacular hueso con bastante tuétano fue a la olla.
Una patata, un puerro, un nabo, una rama de apio, dos zanahorias y sal.
Huevo cocido, jamón serrano en taquitos y pan frito en aceite de oliva virgen extra.
Los pasos a seguir:
En una cacerola con agua llevar a ebullición los huesos de jamón y de ternera, espumerear tantas veces como sea necesario, hasta conseguir el caldo limpio.
Añadir toda la verdura picada en trozos pequeños, llevar nuevamente a ebullición y espumerear.
Dejar cocer aproximadamente una hora, salando al gusto.
Apartar del fuego y desechar los huesos.
(En el caso del plato para mi marido, le dejo el tuétano del hueso de ternera a la hora de emplatar).
Pasar el caldo junto con la verdura por la minipimer.
Al servir, bien caliente, añadir el huevo, el jamón, el pan frito y regar con unas gotitas de aceite de oliva virgen extra (a ser posible malagueño).
¡¡ Buen provecho !!