Me gusta hablar de “crianza optimista” cuando la educación de los hijos se basa en potenciar un estilo de pensamiento positivo, el optimismo frente a los retos y la promoción de la confianza, el autoconcepto y las posibilidades infinitas. Considero que es una buena forma de ayudar a los niños a crear las bases de su inteligencia e independencia emocionales, así como asegurar su felicidad y éxito a presente y a futuro.
No obstante, actualmente existen ya bastantes detractores del optimismo que apelan a la necesidad de hacer uso del realismo pues el optimismo nos cautiva en mundos de ensoñación y el pesimismo nos encierra en la resignación, la insatisfacción, etc. Y, en parte, estoy de acuerdo con ese término medio pues me gusta mantener siempre un ojo fijo hacia mis sueños y otro hacia la realidad que me rodea. Pero ahora, el optimismo del que hablo es el de la actitud que refuerza fortalezas y aspectos positivos, que induce flexibilidad, valor, aceptación, acción…
El primer paso para la solución de los problemas es el optimismo. Basta creer que se puede hacer algo para tener ya medio camino hecho y la victoria muy cercana. (John Baines, filósofo y científico)
Los optimistas interpretan los contratiempos como algo superable. (Martin Seligman, psicólogo y escritor)
El optimista siempre tiene un proyecto en mente; el pesimista, una excusa. (Anónimo)
El optimista se concentra en los aspectos positivos de sí mismo, del otro y de la realidad que le rodea. (Álex Rovira, escritor y conferenciante)
Ningún pesimista ha descubierto el secreto de las estrellas, ni ha navegado por mares desconocidos, ni ha abierto una nueva puerta al espíritu humano. (Helen Keller, autora y oradora ciega y sordomuda)
Por todo ello, a continuación quiero dejarte unas sencillas estrategias que te ayudarán a descubrir cómo crear las bases de la felicidad presente y futura de tus hijos gracias a la crianza optimista:
- Enséñale a ver las cosas de otra forma usando el reencuadre y el pensamiento positivo:
Según Martin Seligman, lo que convierte al niño en optimista no es dominar una tarea sino la forma en la que piensa. Así pues, enseñar a los niños a ver las cosas desde otra perspectiva revertirá directamente sobre su bienestar y optimismo, con independencia de los resultados que haya obtenido. Por ejemplo: es la primera vez que tu hijo compite en un deporte y el resultado no ha sido el esperado. En lugar de permitirle decir “he perdido, los demás son mejores que yo” guíale hacia pensamientos más beneficiosos haciendo uso del reencuadre: “es la primera vez que participas, con más práctica lo harás todavía mejor”.
- Promueve su confianza y motívale:
El apoyo de los padres es fundamental y, por ello, cualquier gesto o comentario que promueva la confianza y motivación del niño se convertirá en un estímulo muy importante. Fíjate en los siguientes ejemplos, te serán de gran utilidad:
- Guíale hacia la aceptación:
La aceptación nos ayuda a asumir la realidad tal y como es con el fin de decidir qué batallas son las que vamos a librar y cómo vamos a librarlas. Si enseñamos a los niños a aceptar las cosas cómo suceden irán adquiriendo la flexibilidad necesaria para seguir adelante a pesar de las circunstancias; de otra forma, la resignación o la creencia basada en la incompetencia pueden estancarles en un eterno “esto es de esta forma y yo no puedo hacer nada al respecto”. Así pues, por ejemplo: si tu hijo sigue pintando saliéndose de la raya es mejor que le digas “aunque aún te sales un poquito de la raya, cada día lo haces mejor y pronto lo conseguirás” o “el dibujo es muy complicado y ya es tarde, debes estar cansado… ¿Seguirás practicando mañana?” que no “es que no se te da muy bien pintar, ¿por qué no haces otra cosa?”.
- Potencia su autoconcepto y valor:
Recuérdale cada una de sus cualidades y celebrad juntos cada pequeño éxito pues, de esta forma, el niño crecerá conociendo sus fortalezas y ello contrarrestará sus posibles debilidades. Asimismo, aunque te parezca una tontería, celebrar cada pequeña gesta reforzará su autoconcepto (la forma en la que se ve, el grado en el que se quiere, la forma como se relaciona…) y ello le aportará seguridad frente a cualquier reto (por nuevo o complicado que sea) y cohesión a su valor (p. ej: si ha hecho nuevos amigos celebra y refuerza que así sea porque es un chico muy simpático y divertido en lugar de decirle que hoy ha caído mejor porque iba muy contento al colegio).
Y tú… ¿Qué más haces para fomentar la crianza optimista?