La persona siente mucho malestar, sensación de agobio, de que le pasa algo muy grave sin saber muy bien qué es lo que de verdad le puede estar pasando. Quien sufre una crisis de ansiedad suele sentir que se han disparado todas las alarmas, pero no entiende siempre qué es lo que las ha activado. Por esa razón la percepción es de estar perdido, de no saber qué es lo que está ocurriendo y eso aún le da mayor percepción de peligro. Cuando las crisis de angustia se producen de manera aislada, son incómodas, pero no llegan a configurar un trastorno de pánico. Cuando se repiten, tienden a potenciar la sensación de amenaza y el miedo a que se puedan volver a producir, especialmente en el caso de estar en entornos en los que la persona no se sienta segura. La tendencia en estos casos es a buscar la salida de manera rápida, haciendo que sea frecuente el que alejarse de los miedos sea en realidad la principal fuente de malestar.En el plano físico las crisis de ansiedad suelen cursar con elevación de la frecuencia cardíaca, presión en el pecho, dificultad para respirar cómodamente, sequedad de boca, mareo o inestabilidad y malestar gástrico (en ocasiones acaba en vómito). A veces se acompaña de otros malestares como son, la dificultad para tragar, desorientación, sensación de irrealidad y despersonalización.
La crisis de angustia o crisis de ansiedad, se define como un episodio de ansiedad intensa que se manifiesta a nivel emocional y físico.
La persona siente mucho malestar, sensación de agobio, de que le pasa algo muy grave sin saber muy bien qué es lo que de verdad le puede estar pasando. Quien sufre una crisis de ansiedad suele sentir que se han disparado todas las alarmas, pero no entiende siempre qué es lo que las ha activado. Por esa razón la percepción es de estar perdido, de no saber qué es lo que está ocurriendo y eso aún le da mayor percepción de peligro. Cuando las crisis de angustia se producen de manera aislada, son incómodas, pero no llegan a configurar un trastorno de pánico. Cuando se repiten, tienden a potenciar la sensación de amenaza y el miedo a que se puedan volver a producir, especialmente en el caso de estar en entornos en los que la persona no se sienta segura. La tendencia en estos casos es a buscar la salida de manera rápida, haciendo que sea frecuente el que alejarse de los miedos sea en realidad la principal fuente de malestar.En el plano físico las crisis de ansiedad suelen cursar con elevación de la frecuencia cardíaca, presión en el pecho, dificultad para respirar cómodamente, sequedad de boca, mareo o inestabilidad y malestar gástrico (en ocasiones acaba en vómito). A veces se acompaña de otros malestares como son, la dificultad para tragar, desorientación, sensación de irrealidad y despersonalización.
La persona siente mucho malestar, sensación de agobio, de que le pasa algo muy grave sin saber muy bien qué es lo que de verdad le puede estar pasando. Quien sufre una crisis de ansiedad suele sentir que se han disparado todas las alarmas, pero no entiende siempre qué es lo que las ha activado. Por esa razón la percepción es de estar perdido, de no saber qué es lo que está ocurriendo y eso aún le da mayor percepción de peligro. Cuando las crisis de angustia se producen de manera aislada, son incómodas, pero no llegan a configurar un trastorno de pánico. Cuando se repiten, tienden a potenciar la sensación de amenaza y el miedo a que se puedan volver a producir, especialmente en el caso de estar en entornos en los que la persona no se sienta segura. La tendencia en estos casos es a buscar la salida de manera rápida, haciendo que sea frecuente el que alejarse de los miedos sea en realidad la principal fuente de malestar.En el plano físico las crisis de ansiedad suelen cursar con elevación de la frecuencia cardíaca, presión en el pecho, dificultad para respirar cómodamente, sequedad de boca, mareo o inestabilidad y malestar gástrico (en ocasiones acaba en vómito). A veces se acompaña de otros malestares como son, la dificultad para tragar, desorientación, sensación de irrealidad y despersonalización.