La crítica es empleada con demasiada frecuencia como un arma arrojadiza para desvalorizar al contrario, y en el mejor de los casos como una herramienta para ayudar al amigo a ver más “claro”, lo cual presupone creerse poseedor de una visión más lúcida, con todo el peligro que conlleva sentirse salvador de alguien. Podríamos simbolizar a ambos usos con la imagen del dedo que intenta imponernos una determinada dirección. Desde aquí propongo darle a la palabra “crítica” una nueva dimensión. ¿Por qué no criticar para ayudar al otro a limpiar su observación de creencias limitantes, sin intención de decirle hacia dónde o cómo debe dirigir su mirada?. Las ventajas son grandes: le respetamos como persona, confiamos en su discernimiento, no satisfacemos ninguna necesidad oculta y/o intencionada y nos enriquecemos con lo que él pueda descubrir. Y lo que para mí es más sugerente: pasamos del viejo deporte de “hacernos sentir importantes desvalorizando a los demás”, aprendido desde la más tierna infancia, a todo lo contrario: a convertirnos en agentes facilitadores del empoderamiento de las personas a las que sinceramente queremos ayudar. Las creencias limitantes son generalmente más fáciles de descubrir en los demás que en nosotros mismos, por esta razón no sólo disfrutaríamos ejerciendo la crítica, sino también recibiéndola. Si a esto le añadimos el ingrediente principal: hacerlo desde el corazón; los frutos están asegurados. La crítica desde el corazón posee infinitas ventajas, ¿te apetece reflexionar sobre ello…? Si es así puedes leer mi artículo al respecto en “suite101.net” pinchando en la siguiente dirección: http://crecimientopersonal.suite101.net/article.cfm/criticas-desde-el-corazoen