Crónica de un viaje anunciado

Por Rgalmazan @RGAlmazan

Después del primer episodio voy a seguir relatando este viaje en el que estamos embarcados, padeciendo acá por el Alto Mijares como ya anuncié en esta otra entrada.

Y hoy toca hablar del balneario. Del mismo balneario. Pues sí señores y señoras, cuando escribí la entrada anterior todavía no había hecho el recorrido que te prescriben.

Es curioso saber que antes a los balnearios se venía a beber las aguas, hoy se viene a que te echen agua y a echarla tú, o sea a sudar.

Nada más llegar lo primero que hay que hacer es el chequeo médico. Vamos chequeo médico lo dicen ellos. Te toman la tensión y luego te preguntan sobre tu currículo sanitario, o sea, lo que tú quieras decir más la tensión, que es lo único objetivo. Además nos tocó un médico más sieso que Rajoy y Michavila juntos, lo que lo hizo más penoso. Este personaje soso y simple nos puso el recorrido que hay que hacer –que por cierto es el mismo que hacen todos, lo que demuestra que lo del reconocimiento médico es un bluff—, un tratamiento con tres partes.

La primera etapa se llama: ducha--circuito, se trata de una ducha múltiple, donde te lanzan chorros por todos los lados, chorros fuertes que te alcanzan a todas las partes del cuerpo, menos el cuello y la cabeza. Tremendos chorros de los que no sabes como zafarte y que te golpean por doquier.

Y yo me pregunto por qué no funcionan los chorros a la altura de la cabeza ya que parece que serían útiles para que llegaran al cuello y masajear las cervicales. Pues no, para que esos misiles-chorros te lleguen al cuello has de flexionar las piernas, de forma que bajes la altura a costa de tus rodillas y con postura propia de saltamontes. Claro que a ver quién es el guapo que aguanta en esa postura más de treinta segundos. Sin embargo, después de haberlo probado entiendo porque no van los chorros superiores, seguro que es porque a alguien le han dejado tuerto. En fin, sólo puedo decir que vi a otros que salían con puntos rojos salpicados por el cuerpo y que despotricaban.

La segunda etapa la denominan Cama de Aire  y se trata de una piscina llena de tumbonas sumergidas con agujeros donde sale el agua a borbotones y con fuerza desde abajo. No está mal, aquí se puede uno hasta dormir, te masajea y te relaja o te atonta. En fin, un artilugio digno de la mejor holganza.

La tercera y última etapa la llaman Vaporarium, y no es sino una sauna húmeda. Te sientas y permaneces sin hacer nada, mientras te van cambiando las mínimas luces de color, rosa, azul, verde, amarillo, etc. Vamos que parece una discoteca, sólo que estás quieto y sudas como un cerdo. La temperatura es altísima. Recomendado para gente que vaya a visitar el desierto. Eso sí, dicen que te quita todas las toxinas. A mí me da la impresión de que allí cuando entras te dejas todo. Yo al salir me miro en el espejo para ver si estoy completo.

En fin, en este capítulo he explicado en qué consiste el recorrido del balneario. Seguiré informado de otros pormenores. Así es que mientras tanto colaboren con la crisis y procuren cabrearse poco aunque haya motivos para estar desquiciados. Ya que nos están fastidiando, ¡Que no nos cambien el carácter estos mamones!

Salud y República